El 10 de julio pasado, Vincent Fichot, un francés de 39 años, inició una huelga de hambre frente a una estación de tren en Tokio.
El hombre acusa a su esposa japonesa de haber secuestrados a los hijos de la pareja, un niño de 6 años y una niña de 4, a quienes el francés no ve desde agosto de 2018. El francés asegura que ni siquiera sabe si sus dos hijos están vivos.
Más de dos semanas después, el francés mantiene su huelga de hambre pese a que el presidente de su país, Emmanuel Macron, habló acerca de su caso con el primer ministro japonés, Yoshihide Suga, revela AFP.
Durante la reunión realizada el sábado, el líder francés puso sobre la mesa la «situación extremadamente trágica» de Fichot, y calificó el tema como «prioritario», según el gobierno francés.
Si bien Fichot dice que es bueno que ambos jefes de Estado hayan hablado de su caso, sostiene que la reunión no ha cambiado nada con respecto a su situación, motivo por el cual mantiene su huelga de hambre, que está en su tercera semana.
Macron estuvo en Japón para asistir a la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Tokio el viernes pasado.
Fichot, extrabajador en el ámbito financiero, ha vivido en Japón durante 15 años.
Su esposa lo acusó ante la justicia de violencia doméstica, pero luego se retractó.
La japonesa no se ha pronunciado ante la prensa. El abogado de la mujer se ha limitado a afirmar que los informes de los medios sobre el caso son «sesgados».
La custodia compartida de los niños en casos de divorcio o separación no existe legalmente en Japón, explica AFP. En el país asiático, “los secuestros por parte de los padres son comunes y con frecuencia tolerados por las autoridades locales”.
Se estima que alrededor de 150.000 menores son separados por la fuerza de uno de sus padres cada año en Japón, de acuerdo con organizaciones de derechos humanos. (International Press)
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