El director ejecutivo de Pfizer, Albert Bourla, asistió a la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Tokio el viernes pasado.
Su presencia no ha pasado inadvertida en Japón. En absoluto.
Bourla fue recibido por el primer ministro japonés, Yoshihide Suga, en la casa de huéspedes estatal del Palacio de Akasaka, generalmente usada para recibir a jefes de Estado, revela Asahi Shimbun.
La deferencia responde al interés de Japón de asegurar que Pfizer cumpla su compromiso de entregar en los plazos establecidos dosis de la vacuna contra el coronavirus al país asiático en medio del repunte de nuevas infecciones y una ralentización del programa de vacunación por problemas en el suministro.
Las autoridades locales en Japón presionan al gobierno nacional para que distribuya con más rapidez y continuidad las vacunas.
Japón tiene un acuerdo con Pfizer mediante el cual el fabricante de vacunas está obligado a enviar 170 millones de dosis hasta septiembre.
Durante la reunión de casi una hora, Suga informó a Bourla del estado de la vacunación y la propagación del virus en Japón.
Las vacunas son la «carta de triunfo» para restaurar las actividades sociales y económicas, dijo el primer ministro, quien agradeció al director ejecutivo de Pfizer por donar decenas de miles de dosis para los participantes de los Juegos.
Bourla agradeció a Suga la hospitalidad y deseó el éxito de los Juegos de Tokio.
Aproximadamente el 23 % de la población, de alrededor de 126 millones, ha sido completamente vacunado en Japón, muy lejos de lo que perseguía el gobierno de Japón para antes de la competición multideportiva internacional. (International Press)
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