El centro de llamadas y el sitio web del municipio de Hachioji, ciudad en Tokio, recibieron un alud de reservas cuando comenzaron a aceptar solicitudes para aplicar vacunas a las personas de 65 años o más.
Para el primer día de vacunación contra el coronavirus estaba programada la vacunación de 250 personas que sacaron cita; dos, sin embargo, no se presentaron.
¿Qué ocurrió con las dosis reservadas para las dos personas que no acudieron al sitio de vacunación? Se desperdiciaron.
Las vacunas de Pfizer, que se suministran en Japón, deben mantenerse a temperaturas extremadamente bajas y aplicarse dentro de las seis horas siguientes a su apertura y dilución, explica Asahi Shimbun. Después ya no se pueden usar.
Residentes de la ciudad se quejaron por el desecho de un bien tan preciado como las vacunas. «No puedo entender por qué se botaron dosis de la vacuna ya que no se debe desperdiciar ni una sola», dijo uno. Otro deploró: “Qué desperdicio”.
Un funcionario de la ciudad a cargo del programa de vacunación lamentó lo ocurrido y admitió que deberían haber vacunado a trabajadores médicos con las dosis sobrantes.
De ahora en adelante, el municipio utilizará dichas dosis en médicos, farmacéuticos y funcionarios del centro de salud pública.
En la ciudad de Kioto también se han desperdiciado dosis por cancelaciones a última hora.
Para que no se repita el hecho, el municipio de Kioto pidió a las residencias para ancianos que busquen con anticipación a beneficiarios en caso de cancelaciones.
En Otsu, capital de la prefectura de Shiga, cuatro personas cancelaron sus citas entre el 13 y el 15 de abril. Por suerte, las autoridades lograron encontrar a cuatro trabajadores médicos que recibieron las vacunas en su lugar. (International Press)
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