La central nuclear de Kashiwazaki-Kariwa, ubicada en la prefectura de Niigata, es una de las más grandes del mundo, con una capacidad de producción combinada de 8,21 millones de kilovatios.
La planta, actualmente inoperativa, estará al menos un año y medio sin funcionar. La Autoridad de Regulación Nuclear de Japón decidió prohibir que la central reanude sus operaciones por “serias fallas de seguridad”, según Kyodo.
La decisión supone un duro golpe para Tokyo Electric Power Company (Tepco), la compañía que opera la planta.
Con la planta de Kashiwazaki-Kariwa en funcionamiento, Tepco esperaba reducir su dependencia de las costosas importaciones de combustibles fósiles para la generación de energía.
Tepco, también propietaria de la central nuclear de Fukushima Daiicihi, epicentro del desastre nuclear de 2011, arrastra gigantescos gastos derivados del accidente, como el pago de compensaciones a los damnificados.
La Autoridad de Regulación Nuclear recibirá por parte de Tepco un informe sobre las causas de las fallas de seguridad y un plan de mejora dentro de los próximos seis meses. A continuación, el regulador se tomará al menos un año para investigar a la compañía eléctrica.
El gobierno de Japón calificó de «extremadamente lamentable» el hecho y exhortó a Tepco a adoptar medidas drásticas para resolver el problema.
La prohibición también afecta al gobierno japonés, que busca el reinicio de las plantas de energía nuclear, una de las principales fuentes de energía del país asiático debido a “la inestabilidad de las energías renovables”. (International Press)
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