Dr. Raúl Ortega*
Cuando miramos las vacunas en la historia de la humanidad, debemos afirmar sin temor a equivocarnos que su contribución en el siglo XX para mejorar la salud global prolongando la expectativa y calidad de vida, así como su rol primordial de acabar y combatir las enfermedades infecciosas, han sido fundamentales para la humanidad.
El mundo antes de la era de las vacunas ha sufrido mucho con enfermedades infectocontagiosas, y aún está vívido en la memoria de la población mundial enfermedades como la polio que causaron miles de muertes y secuelas durante el siglo pasado en la población mundial, pero que hoy gracias a las vacunas podemos decir que es una enfermedad erradicada de la faz de la Tierra.
Nunca en la historia de la humanidad se salvaron tantos millones de vidas humanas gracias a las vacunas, como en las últimas décadas. En el último siglo la humanidad no solo ha mejorado la calidad de vida, sino que gracias a las vacunas podemos decir que en promedio la expectativa de vida en los países desarrollados se ha duplicado para sobrepasar los 80 años, alcanzando igualmente cifras admirables en los países emergentes. Otro aspecto importante de las vacunas es no solo que previene enfermedades y salva vidas humanas, sino que permite a los países una economía en políticas de prevención de salud de hasta 44 veces de lo invertido en vacunas.
A pesar de los esfuerzos por proteger la salud mundial con las vacunas, aún estamos lejos de alcanzar las cifras deseadas, por ejemplo se calcula que 3 millones de niños menores de 5 años mueren cada año por no tener acceso a las vacunas convencionales.
Solo 1 niño de cada 20 tiene acceso a todas las 11 vacunas recomendadas por la OMS: polio, tétanos, tos ferina, difteria, sarampión, rubéola, neumococo, rotavirus, Haemophilus influenza tipo B, hepatitis B, BCG. Además, en este siglo, falta difundir aún más la vacuna contra el virus papiloma humano (VPH) que causa más de 200 mil muertes por año entre las mujeres y que su aplicación definitivamente ayuda a preservar la salud de las mujeres a nivel mundial. Por otro lado, se necesita mejorar o crear nuevas vacunas para la tuberculosis, malaria, dengue, influenza e VIH, ya que en conjunto estas 5 enfermedades son responsables de la muerte de 3.5 millones de personas por año.
El Mycobacterium tuberculosis infecta a un cuarto de la población mundial y causa un millón de muertes por año, por esto es muy importante mejorar y crear un nuevo tipo de vacuna contra la tuberculosis y preocuparnos que se administre a toda la población mundial.
En las últimas 3 décadas con el desarrollo y avances de la biología molecular, el estudio genómico, la biología estructural, la inmunoterapia, el ARN, se cambió drásticamente el concepto de crear vacunas convirtiéndola en una sofisticada ciencia multidisciplinaria. Gracias a estas investigaciones y los avances científicos es que ha sido posible desarrollar durante esta pandemia la vacuna contra el SARS-CoV-2 en solo pocos meses usando tecnología de ARN nunca antes empleada, pero que ya tenía décadas en investigación en otras enfermedades, y empleada en las vacunas de Pfizer-BioNTech y Moderna contra el SARS-CoV-2.
Efectos secundarios más comunes de las vacunas contra el Covid-19 durante los estudios clínicos:
- Dolor en la zona de inyección (84.1%)
- Fatiga (62.9%)
- Dolor de cabeza (55.1%)
- Dolores musculares (38.3%)
- Escalofríos (31.9%)
- Dolores articulares (23.6%)
- Fiebre (14.2%)
- Inflamación en la zona de inyección (10.5%)
- Eritema o enrojecimiento en la zona de inyección (9.5%)
- Nauseas (1.1%)
- Malestar general (0.5%)
- Adenomegalia o ganglios linfáticos inflamados (0.3%)
Los efectos secundarios se producen usualmente en los primeros dos días y desaparecen máximo a la semana de la vacunación.
Las personas con historia de severas reacciones alérgicas (shock anafiláctico) a alguno de los componentes de las vacunas, deben abstenerse de recibir las mismas.
Severas reacciones alérgicas, incluyendo anafilaxis, han sido reportadas fuera de los estudios clínicos y durante la vacunación de la población. Cada caso ha sido analizado y tiene la investigación médica adecuada para determinar si la reacción fue producida por la vacuna.
Las vacunas se aplican en dos dosis. La mayoría de estas reacciones adversas se producen luego de la segunda dosis de la vacuna.
Se estima que entre 10 y 14 días luego de la segunda dosis de la vacuna, la persona alcanza el pico máximo de protección a través de la formación de anticuerpos contra el SARS-CoV-2.
NO HAY ESTUDIOS CON EMBARAZADAS
Los estudios clínicos de Fase 3 con las vacunas no han incluido menores de 16 años ni gestantes, por lo que no se pueden establecer los riesgos de la vacuna para los niños y las mujeres embarazadas.
No hay datos clínicos de vacunas en mujeres que dan de lactar y los efectos en los recién nacidos, por lo que no se pueden determinar los riesgos para los bebés, o sus efectos en la producción de leche materna.
El COVID-19 ya lleva un total de 109.471.328 infectados, con 2.416.809 muertes en 219 países y territorios del mundo según datos del Centro de Sistemas, Ciencia e Ingeniería de la Universidad John Hopkins.
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