El pasado 7 de agosto, siete niños de una escuela de primaria en Tokio que estaban en una clase de gimnasia al aire libre fueron trasladados a un hospital con síntomas de golpes de calor.
En medio de la ola de calor que sufre Japón, los expertos advierten de que los niños son más vulnerables a sufrir sus efectos.
En declaraciones a la NHK, Satoko Uematsu, médica del Centro Nacional para la Salud y el Desarrollo Infantil, explica que debido a que los niños aún están desarrollando la capacidad de sudar, sus cuerpos retienen el calor, con lo cual su temperatura aumenta rápidamente.
Además, la altura también influye, pues los niños absorben más el calor irradiado del suelo.
Los padres, dice, deben estar con los niños cuando el calor arrecia para vigilar posibles cambios en su estado. Los bebés, advierte, no pueden comunicar a sus padres cómo se sienten, y hay niños que pueden estar tan concentrados en sus juegos que no notan que algo malo se avecina para sus organismos.
¿Qué otras recomendaciones deben seguir los papás?
Mantenerlos hidratados es fundamental, según el médico Tsuyoshi Sogo, para prevenir un golpe de calor. Cuando el cuerpo pierde agua, se eleva el riesgo de sufrirlo.
El experto aconseja el consumo de bebidas deportivas para mantenerse hidratado, pues el cuerpo pierde sal al sudar.
¿Cómo se puede detectar el golpe de calor en un niño? Si su orina es oscura y sus heces son duras, entonces está perdiendo agua, señala.
En el caso de los bebés, una disminución del flujo de saliva o una saliva pegajosa pueden indicar deshidratación.
Ahora bien, estos síntomas aparecen cuando el problema ya está avanzado, motivo por el cual es necesario actuar antes. Recomienda a los padres que regulen el tiempo que sus hijos se mantienen al aire libre y que consuman mucho líquido.
Con respecto al tiempo al aire libre, aconseja que saquen de casa a sus niños cuando las temperaturas bajan.
La recomendación es particularmente relevante en medio de la pandemia de coronavirus.
Sogo afirma en entrevista a la NHK que el coronavirus puede aumentar el riesgo de sufrir un golpe de calor, pues los niños, al pasar más tiempo en casa (un espacio cerrado) de lo habitual, están menos acostumbrados a las altas temperaturas del exterior.
Los niños pueden quitarse las mascarillas si mantienen suficiente distancia de otras personas. Por último, aconseja no usar mascarillas negras o azul marino porque los colores oscuros absorben más calor. (International Press)
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