Si en Perú una persona está en la calle entre 6 p. m. y 5 a. m., es detenida por la policía y puede ser denunciada penalmente. En Filipinas, el presidente ordenó matar a quien viole la cuarentena. En Italia, el presidente de una región amenazó con enviar a policías con lanzallamas para disuadir a personas que tenían pensado organizar fiestas pese a las rigurosas medidas de restricción.
Si bien en los últimos dos casos las amenazas no eran literales, revelan con cuánta dureza se está aplicando la cuarentena en varios países para frenar la expansión del coronavirus.
En Japón eso sería imposible. En estado de emergencia, las autoridades tienen la facultad de exhortar a las personas a recluirse en casa, pero no poder legal para obligarlas. El que no se alinea con la petición no recibe castigo.
Por eso, el éxito de las medidas restrictivas en Japón depende de sus habitantes, y a ello apela la gobernadora de Tokio.
Yuriko Koike dijo que la contención del coronavirus en la capital japonesa dependerá de cómo se comporten las personas cuando se declare el estado de emergencia, pues no se implantarán medidas tan estrictas como en París, por ejemplo.
La gobernadora pidió a los ciudadanos quedarse en casa y realizó un llamado a la unidad de los residentes para superar la difícil situación, revela la NHK.
La idea es que la gente solo salga para lo esencial, como comprar alimentos y medicinas, o visitar hospitales. El transporte público seguirá funcionando.
Con respecto a los negocios no esenciales que no operarán durante el estado de emergencia, Koike dijo que su gobierno está considerando brindar apoyo financiero a las pequeñas y medianas empresas. (International Press)
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