Cuando el gobierno de Japón insistía en que los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Tokio se iban a celebrar en las fechas programadas pese a la pandemia de coronavirus, el brote parecía controlado en el país asiático. Incluso varios medios internacionales ponían como ejemplo a Japón de nación que había logrado atajar la crisis sin imponer medidas radicales como la cuarentena.
Sin embargo, apenas se aplazaron los Juegos, el número de casos confirmados comenzó a subir por encima del ritmo habitual.
Al día siguiente de que Japón y el Comité Olímpico Internacional acordaron que los Juegos se pospondrían, la gobernadora de Tokio exhortó a los residentes en la capital japonesa a permanecer en casa ante el repunte de infecciones y advirtió de que la ciudad podría ser declarada en cuarentena.
Además, comenzó a sonar con más fuerza la posibilidad de que el país sea declarado en emergencia, lo que podría implicar una cuarentena de 21 días en las prefecturas más afectadas.
¿Cómo cambió tanto la situación de un día para el otro?
Esta aparente coincidencia ha generado dudas entre la oposición y ciudadanos en Japón, según The Associated Press.
¿El gobierno de Japón subestimó el alcance de la propagación del coronavirus? ¿Trató de minimizar artificialmente las cifras haciendo pocos tests, en contra de la recomendación de la Organización Mundial de Salud, que recomienda hacerlo de manera agresiva?
Muchos sospechan que las cifras de infectados están aumentando porque el gobierno de Japón, con los Juegos ya suspendidos, no tiene motivos para ocultarlas.
El ex primer ministro de Japón, Yukio Hatoyama, apuntó a la gobernadora de Tokio, Yuriko Koike. Para ella, según Hayotama, la prioridad eran los Juegos, no los habitantes de la capital japonesa.
El exgobernante de Japón cree que el gobierno de Tokio quiso aparentar que tenía la situación bajo control y que el número de infectados era bajo.
«¿Es solo una coincidencia?», se preguntó la legisladora de oposición, Maiko Tajima, ante el repunte de casos de Tokio tras la suspensión de los Juegos.
En la otra orilla, el ministro de Salud, Katsunobu Kato, aseguró enfáticamente que no existía en absoluto ninguna relación entre una cosa y otra.
Por su parte, el primer ministro Shinzo Abe atribuyó los recientes aumentos al creciente número de casos cuya ruta de transmisión no se puede rastrear y un alza de las infecciones provenientes del extranjero.
El primer ministro negó una manipulación de las cifras.
Pese a que Abe considera que la situación actual no es tan grave aún como para declarar el estado de emergencia, admitió que el país está al borde de un gran salto en el número de casos, pues cada vez es más difícil de rastrear y mantener los focos de infección bajo control. “Apenas estamos resistiendo”, reconoció.
Más aún, el primer ministro no ha descartado que Japón pueda enfrentar una situación tan dura como la que ahora sufren Europa y Estados Unidos.
En vez de “testear, testear, testear”, como pide la OMS, la estrategia de Japón es centrarse en los focos de infección y rastrear las rutas de contagio. Las pruebas solo proceden para personas con síntomas o vinculadas a los focos de infección. Los tests, según la posición japonesa, deben realizarse de forma selectiva para reservar las camas para pacientes graves y no saturar el sistema de salud. (International Press)
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