Takako Higashihara tiene 47 años, está casada, tiene 2 hijos y reside en la ciudad de Sapporo, prefectura de Hokkaido.
La mujer tiene un empleo relacionado con el cuidado de niños. Antes del brote del coronavirus, trabajaba solo los fines semanas. Ahora trabaja de 5 a 6 días a la semana, de la mañana a la noche, debido al aumento de la demanda de los centros de bienestar infantil tras el cierre temporal de las escuelas.
Lo paradójico de su caso es que el trabajo de cuidar a los hijos de otros la obliga a dejar solos en casa a sus propios niños, de 12 y 9 años. Quiso poner a sus hijos en un centro de cuidado infantil, pero no pudo.
Su esposo tampoco puede cuidarlos por el trabajo.
Takako sale de su casa rumbo al trabajo justo después de las 8 a. m. y está de vuelta alrededor de las 6 p. m. Nuevamente en casa, corre a preparar la cena y no tiene respiro.
«Estoy físicamente exhausta», dice.
Al cansancio hay que añadir la preocupación. Takako cuenta que cada vez que tiene tiempo libre en el trabajo llama a su casa para cerciorarse de que sus hijos están bien. Sin embargo, las llamadas no calman su preocupación por la seguridad de los niños.
Al cansancio y la preocupación hay que sumar el estrés. La falta de tiempo impide que la mujer cumpla con todas las tareas en casa y eso es motivo de discusiones con su esposo sobre la división del trabajo doméstico.
Otro problema: sus hijos. Ambos pasan todo el día en casa estudiando o jugando cartas, entre otras cosas. Forzados a estar todo el tiempo juntos, las peleas entre ellos han aumentado.
El mayor, un niño de 12 años, extraña jugar con sus amigos. La menor, de 9 años, se siente sola sin su mamá.
Al menos la situación no se prolongará mucho tiempo más. El lunes 16, todas las escuelas municipales de Sapporo reanudarán las clases. (International Press)
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