5,64 millones de personas de 75 años o más tenían licencias de conducir en Japón a fines del año pasado. En 2018, el número de accidentes mortales causados por conductores de 75 años o más ascendió a 460, 42 más que en 2017.
Se estima que en 2023 habrá 7,17 millones de conductores en el mencionado grupo etario en Japón.
En los últimos tres años, alrededor del 20 % de los conductores de 75 años o más han violado reglas de tráfico.
Un sondeo realizado por la Agencia Nacional de Policía a 2.000 personas, desde adolescentes hasta octogenarios, halló que el 84,8 % piensa que los ancianos al volantes son peligrosos.
Estas cifras mueven a preocupación en el país asiático, motivo por el cual las personas de avanzada edad con antecedentes de infracciones de tránsito deberán someterse a pruebas de conducción cuando renueven sus licencias, revela Kyodo.
En otras palabras, los ancianos tendrán que demostrar que están en condiciones de seguir conduciendo.
Los tests evaluarán si están en la capacidad de detenerse, girar y realizar otros movimientos básicos sin problemas.
Si salen airosos de la prueba de conducción, se someterán a evaluaciones de función cognitiva.
La Agencia Nacional de Policía presentará un proyecto de ley en 2020 para incorporar la iniciativa al sistema legal.
Los conductores de 71 años o más deben renovar sus licencias cada tres años.
Por otro lado, Japón establecerá un nuevo tipo de licencia que autorizará a sus portadores conducir solo vehículos con tecnologías de seguridad avanzadas (frenado automático, por ejemplo).
El permiso estará disponible para todos los grupos de edad.
La policía de Japón aún debe definir qué vehículos cumplen con los requisitos de “seguridad avanzada”. (International Press)
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