El 26 de junio de 2002, un policía de guardia en un koban frente a la estación de Oita recibió una llamada de emergencia por la presencia de un hurón en un parque cercano.
El animal lo mordió en la mano mientras intentaba capturarlo. Esa mordida fue fatal.
Tres meses después, desarrolló una infección bacteriana del tejido cutáneo (que puede extenderse a los ganglios linfáticos y al torrente sanguíneo) y durante 17 años estuvo entrando y saliendo de hospitales, batallando por su salud.
El policía murió en un hospital de la prefectura de Oita el 18 de enero de 2019, revela Mainichi Shimbun.
La familia decidió presentar una solicitud para que su muerte fuera reconocida como un accidente de trabajo, pues el hurón lo mordió mientras cumplía con su deber.
En julio, las autoridades aceptaron la solicitud, con lo cual la familia tiene derecho a recibir una compensación.
Un veterinario consultado por Mainichi advirtió de que la mordida de un hurón salvaje puede provocar la entrada de bacterias dañinas en el cuerpo.
Nunca se supo si el hurón que atacó al policía fue capturado. (International Press)
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