El incendio que sufrió el jueves en la madrugada no es la primera tragedia que se ceba en el Castillo de Shuri, símbolo de Okinawa.
Construido durante el Reino de Ryukyu (1429-1879) hace unos 500 años, el castillo fue destruido durante la Batalla de Okinawa en 1945 en la Segunda Guerra Mundial.
Su reconstrucción tomó décadas. Las personas involucradas en el proyecto para levantarlo de sus cenizas llevaron a cabo investigaciones para que el castillo fuese fiel por dentro y por fuera a la construcción original.
En el año 2000, el castillo albergó una cena de los líderes del G-8, un acontecimiento de gran trascendencia para los okinawenses. El entonces gobernador de Okinawa, Keiichi Inamine, recuerda en declaraciones a Mainichi Shimbun que el evento sirvió para mostrar al mundo “cómo Okinawa, que se había reducido a cenizas después de la guerra, se había reconstruido. Estoy estupefacto pensando que el castillo, en el que tanta gente puso sus corazones y sus almas para recuperarlo, se perdió en un momento».
Masayuki Dana, curador principal del Museo de la Prefectura de Okinawa, también se muestra golpeado por la tragedia: «Es un shock. Creo que todos están atónitos. El Castillo de Shuri fue una construcción única del Reino de Ryukyu basada en el conocimiento adquirido de Japón y China. Muchas personas unieron sus conocimientos y, mediante prueba y error, lo reconstruyeron. Esta es una pérdida incalculable».
Por su parte, Osamu Nakamura, un residente en la zona, que nació y creció en Shuri, dice: «Es como una pesadilla».
Para este fin de semana estaba programada una serie de eventos representativos del Reino de Ryukyu. «Para las personas que viven en Shuri, es una de las cosas que esperamos con ansias cada año. Fui a verla todos los años. El castillo era un patrimonio mundial que era el orgullo de esta zona. Me pregunto si será reconstruido mientras yo viva», añade.
Una mujer de 45 años que vive cerca del castillo fue despertada en la madrugada por los bomberos que por megáfono les decían a los residentes que evacuaran. La okinawense vio desde el techo de su casa cómo “el fuego giraba en el aire como un tornado».
Entre lágrimas, la mujer dice: «No puedo dejar de temblar. Para la gente de Okinawa, que hemos soportado la guerra y mucho más, el Castillo de Shuri era nuestro símbolo». (International Press)
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