Estaba dibujando paisajes en el segundo piso del edificio de Kyoto Animation (KyoAni). Era jueves 18 de julio. Había alrededor de 20 a 30 personas en el piso.
A las 10:30 a. m. comenzó la pesadilla. El hombre de 52 años, trabajador de la compañía de animación, escuchó a una mujer gritar, seguida por otro empleado que subía desde el primer piso. «¡Fuego!», gritó.
Una semana después de la tragedia que mató a 34 personas, el hombre, entrevistado por Kyodo, recuerda que la alarma comenzó a sonar y que un espeso humo negro salía de la escalera de caracol.
El hombre se agachó y en medio de la oscuridad se dirigió hacia el balcón, situado a unos metros de distancia. En el balcón había alrededor de una docena de empleados allí, inclinados sobre la barandilla y pidiendo ayuda a grios.
5 metros abajo, vio a una persona envuelta en llamas y a otra tendida en el suelo después de saltar.
El hombre sabía que su única opción para seguir con vida era saltar. En ese instante pensó: o muero por el humo o salto y sufro heridas graves. Aún indeciso, escuchó cómo otras personas lo alentaban para que saltara: «Está bien. Puedes saltar. ¡Puedes hacerlo!». Y saltó.
Sobrevivió al incendio con heridas menores.
El hombre trabaja en KyoAni desde hace unos 30 años y ha visto crecer el estudio hasta ganar reconocimiento internacional. «Todo el conocimiento adquirido, todo lo que el dinero no puede comprar, fue destruido en un instante», se lamenta.
«Quiero recuperarme y volver a crear obras de alta calidad. Ese sería un bonito homenaje a mis colegas que murieron», añade.
Con respecto al hombre que inició el incendio, Shinji Aoba, se pregunta cómo se atrevió a hacer lo que hizo. El sobreviviente espera que se conozca por qué atacó a KyoAni y que enfrente a la justicia. (International Press)
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