El incendio en el edificio de Kyoto Animation en Kioto el jueves pasado mató a 34 personas. Una de las víctimas mortales podría ser Sachie Tsuda, una mujer de 41 años con la que su padre Shinichi no ha podido ponerse en contacto desde la tragedia.
Shinichi, un hombre de 69 años que reside en la prefectura de Hyogo, está desesperado por ver a su hija con vida, pero también es realista y espera lo peor.
La policía de Kioto aún no le ha confirmado si su hija, empleada de KyoAni, murió en el incendio.
El hombre relata a Asahi Shimbun la pesadilla que vive desde el jueves pasado. Ese día, su hermana lo llamó para alertarlo del incendio. De inmediato, Shinichi encendió el televisor y vio cómo el edificio donde trabajaba su hija ardía en llamas.
El hombre llamó insistentemente al teléfono de su hija. Nunca obtuvo respuesta.
También llamó a la compañía, a través de la cual se enteró de que su hija estaba trabajando en el segundo piso cuando se desató la tragedia.
Al día siguiente, Shinichi recibió una llamada. Era la policía de Kioto que le preguntó si podía ir a la ciudad para realizarse una prueba de ADN pues había restos no identificados.
Shinichi viajó a Kioto con dos de sus hijos. La policía no le dio detalles sobre el caso porque dijo que estaba bajo investigación.
El hombre visitó el apato de su hija y encontró un gato que ella había adoptado de un refugio para animales.
A Sachie, recuerda su padre, le gustaba dibujar desde niña. Cuando egresó de koko, se unió a una escuela de animación en Osaka. Hace unos 20 años comenzó a trabajar en Kyoto Animation.
Sachie tenía mucho trabajo, pero siempre visitaba a sus padres en las vacaciones de verano y las fiestas de fin de año.
Estar involucrada en la producción de populares animes como «Crayon Shin-chan» y «Detective Conan» la hacía feliz. Sus padres estaban orgullosos de ella y se emocionaban cuando veían en TV el nombre de su hija en los créditos de obras animadas.
La mujer crecía como profesional del arte. Su campo de acción se ensanchó hacia la pintura digital y la creación de efectos especiales. «Sachie estaba disfrutando de una vida satisfactoria», dice su padre.
Además de su éxito laboral, era una buena hija. Cuando a su madre le diagnosticaron cáncer, Sachie ahorró para poder comprar un coche en el que se pudiera meter una silla de ruedas para llevar a su mamá al hospital, y sacó una licencia de conducir. Lamentablemente, la mamá murió.
En febrero de este año, Sachie, sin avisar, fue a la casa de su papá llevando sushi para almorzar. La mujer le dijo a su padre que había ido a verlo porque posiblemente estaría muy ocupada para visitarlo en verano y fin de año.
Después de almorzar, Sachie se despidió de su papa con una sonrisa: «Te veré pronto». Esa fue la última vez que vio a su hija. (International Press)
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