A fines del mes pasado, Yuka Takaoka, una mujer de 21 años, apuñaló a un hombre en un apato en Shinjuku, Tokio.
La misma Takaoka llamó a la policía para confesar su delito. Interrogada por el motivo, dijo que “amaba” tanto al hombre que no pudo evitar acuchillarlo y que quería morir después de matarlo. No lo mató, pero su situación es crítica.
Una imagen perturbadora circuló por redes: está sentada en el suelo, con un cigarro en la mano y un teléfono en la otra, manchada de sangre en las piernas y brazos; a su lado, está el cuerpo ensangrentado de la víctima. Así la encontró la policía.
Más allá de la sangre, lo que golpea particularmente es la naturalidad con la que parece tomar todo, como si estuviera en una reunión social. En imágenes captadas por la TV aparece sonriente en un coche de la policía.
Tan perturbadora como la personalidad de esta mujer es la reacción que su caso ha tenido en las redes sociales. Takaoka ha sido descrita como una “yandere”, un término para referirse a un personaje de anime que está obsesionada románticamente con una persona y que puede llegar a matar por amor.
The Japan Times advierte de que usuarios de redes sociales han exteriorizado su admiración por la mujer, haciendo hincapié en su condición de yandere, y que defienden lo que hizo. Incluso hay quienes dicen haberse enamorado de ella.
Es importante señalar, sin embargo, que en las redes sociales también ha habido gente indignada que ha criticado a los simpatizantes de Takaoka, tratada casi como un personaje de anime y no como una criminal de carne y hueso.
Hay que decir también que el caso de Takaoka no es aislado. Los criminales siempre han atraído la atención de la gente. The Japan Times recuerda, por ejemplo, el caso del caníbal japonés Issei Sagawa, que llegó a aparecer en programas de televisión y revistas, donde hacía reseñas de restaurantes, como si fuera una estrella mediática. En 1981, Sagawa asesinó a una estudiante holandesa en Francia y comió sus restos. (International Press)
Be the first to comment