Se acaba una era en Japón. El reinado de 30 años de Akihito llega a su fin y los japoneses están agradecidos con un emperador que supo ganarse el cariño de su pueblo.
Las visitas de Akihito y Michiko a las zonas afectadas por desastres naturales para expresar su solidaridad con los supervivientes y “sus esfuerzos por conectar con la gente común” le han granjeado popularidad a la pareja imperial, según Reuters.
Una de esas personas es Naoomi Kuroshima, que acudió al Palacio Imperial de Tokio desde Hokkaido para presentar sus respetos al emperador y decirle «gracias «.
Kuroshima recuerda que la pareja imperial visitó Hokkaido el año pasado después de que la prefectura fue remecida por un terremoto. «Estoy muy agradecido por eso».
Para Eiji Kaneko, dueño de un restaurante de Osaka, el cambio de era es un punto de inflexión para que Japón se convierta en un país más abierto y acepte extranjeros.
«Más turistas y extranjeros están viniendo a Japón y eso está ayudando a la economía y empezando a cambiar actitudes. Japón se está abriendo, y Asia se está abriendo», añade.
Por otro lado, en la Era Heisei hubo muchos desastres (el terremoto y tsunami de 2011, el terremoto de Kobe en 1995, el atentado con gas sarín en el metro de Tokio, etc.) y la economía se estancó, tal como recuerda Kaori Hisatomi, una mujer de 47 años, en declaraciones a Reuters.
Para Hisatomi, significó la transición de una época de gran crecimiento económico a otra en la cual se trabaja para sobrevivir.
La mujer dice que las mentalidades han cambiado y que no hay mucha confianza en el crecimiento de la economía japonesa.
La era Heisei comenzó en 1989, poco antes del colapso de la economía de burbuja, cuando se desplomaron los precios de las acciones y los terrenos.
Con respecto a la nueva era, los japoneses esperan que la paz defina el reinado del próximo emperador Naruhito.
Masatoshi Kujirai, un hombre de 56 años, alberga sentimientos encontrados. «Estoy triste, pero también tengo esperanzas sobre la próxima era. Espero que sea un período de paz para la segunda mitad de mi vida».
No todos los japoneses, sin embargo, le dan importancia al cambio de era. Para Masato Saito, un trabajador de construcción de 40 años, “es un día normal”. El hombre opina que para la gente común “ese tipo de cosas políticas es irrelevante”. A él lo que le preocupa es que le hagan la vida más fácil al ciudadano de a pie. (International Press)
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