El largo y extenso apagón que ha afectado a Venezuela en las últimas 24 representa la peor falla de luz en su historia, un evento que se produce cuando el país atraviesa una crisis inédita que se refleja en todos los ámbitos.
Poco después de las 16.30 hora local (20.30 GMT) del jueves se fue la luz en al menos 14 de los 23 estados del país y el Distrito Capital y dejó a los afectados con dificultades para acceder a las redes telefónicas y a internet.
El suceso se produjo tras un fallo en la central hidroeléctrica de Guri, ubicada en el estado de Bolívar (sur) y que abastece de energía a cerca del 70 % del país.
El Gobierno de Nicolás Maduro, que anunció ayer viernes la suspensión de las actividades escolares y laborales, también había asegurado que esta falla sería solventada en unas tres horas, un lapso que ya ha sido más que superado, puesto que ayer aún no se había resuelto.
Por ello, tras pasar una noche realmente a oscuras, los residentes de las zonas afectadas amanecieron en silencio, con poca afluencia de transeúntes y con todos los comercios cerrados.
Las pocas bombas de gasolina que estaban en funcionamiento se vieron colapsadas por compradores que llevaron a los funcionarios policiales a custodiarlas.
Pero la peor parte la llevaron los hospitales públicos del país pues al menos la mitad de ellos no contaban con plantas eléctricas para atender siquiera los casos de emergencia o las unidades de cuidados intensivos.
Efe visitó al menos siete centros de salud de Caracas en los que cuatro de ellos tenían sus puertas de la emergencia cerradas, pese a que tenían a pacientes esperando en la calle solicitando ingreso.
Según la última Encuesta Nacional de Hospitales, presentada por el médico Julio Castro, portavoz de la organización Médicos por la Salud, entre el 19 de noviembre y el 9 de febrero se reportaron 79 muertes que coinciden con las horas en las que los hospitales de todo el país reportaron fallas en el servicio de energía eléctrica.
Mientras tanto, el jefe del Parlamento, Juan Guaidó, que en enero pasado se proclamó presidente encargado de Venezuela, se dedicó a recorrer Caracas para confirmar la situación tras horas sin servicio eléctrico.
Guaidó expresó su preocupación por las personas que están en los hospitales y aprovechó para reiterar su llamamiento a las movilizaciones que están convocadas mañana, sábado, en Venezuela para seguir exigiendo que «cese la usurpación».
«Se están excusando como siempre en sabotaje (pero) no existe sabotaje, es sencillamente la corrupción, la falta de mantenimiento, la falta de técnicos especializados», dijo Guaidó a los periodistas tras presidir horas más tarde un acto en el este de Caracas en conmemoración del Día Internacional de la Mujer.
El Gobierno de Maduro responsabilizó de este apagón al senador estadounidense Marco Rubio y a la oposición venezolana por el suceso, que catalogó como un «ataque tecnológico» y «sabotaje».
Pero Guaidó recordó hoy viernes que el propio Gobierno chavista decretó una crisis en el sector eléctrico hace casi una década, en 2009, y que ha anunciado inversiones de al menos 100.000 millones de dólares para hacer frente a la emergencia.
Además, recordó que en febrero de 2017 el Parlamento, que controla la oposición, emitió un voto de censura contra el jefe de la cartera eléctrica, Luis Motta Domínguez -que en la práctica conlleva a su destitución- a quien la oposición responsabiliza en parte por la creciente emergencia del sector.
«La crisis eléctrica la hemos denunciado desde el 2017, esto lamentablemente no es nuevo (…), es responsabilidad del régimen (de Maduro) esta crisis y esta tragedia», añadió.
Mientras tanto, los ciudadanos, que ya vivían un elevado nivel de ansiedad por la severa crisis económica y social por la que atraviesa el país, se mantienen bajo tensión ante la posibilidad de que este apagón continúe, sus alimentos se dañen en sus neveras inservibles y los comercios se mantengan cerrados. EFE
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