El gobierno de Japón continúa recibiendo críticas por su plan para aumentar el número de trabajadores extranjeros en el país. Ojo que sus detractores no están necesariamente contra la ampliación de la fuerza laboral extranjera, pues hay consenso en que es una medida necesaria ante la escasez de trabajadores, sino contra un plan que parece poco preparado y la manera expeditiva en que se busca su aprobación.
Mainichi Shimbun califica el proyecto de ley presentado por el Ejecutivo en la Dieta como un “trabajo descuidado lejos de la perfección” y criticó a un gobierno “increíblemente arrogante” y a la coalición gobernante por “bloquear sus oídos a las críticas e incluso a las propuestas constructivas”.
El proyecto fue aprobado a trompicones en la Cámara Baja el martes ante la protesta de la oposición, que presentó una moción de censura contra el ministro de Justicia, Takashi Yamashita, a cargo de las políticas de inmigración.
La coalición gobernante utilizó su mayoría de dos tercios para dar luz verde al proyecto sin dilaciones.
El gobierno es criticado por su pretensión de introducir un nuevo sistema de inmigración sin haber resuelto antes los problemas del programa de capacitación técnica de aprendices extranjeros, acusado de ser fuente de mano de obra barata, explotación y maltratos.
El gobierno se ha defendido diciendo que el nuevo sistema de inmigración y el programa de capacitación son dos cosas diferentes y que no están estrechamente vinculados.
Sin embargo, el mismo gobierno estima que miles de aprendices buscarán acceder al nuevo sistema de inmigración para convertirse en trabajadores regulares. Se calcula que alrededor del 45 % de los trabajadores extranjeros bajo el plan gubernamental en los primeros cinco años serán aprendices. Es decir, sí hay una estrecha relación entre uno y otro.
Mainichi subraya que no se puede crear un nuevo sistema de inmigración si antes no se no solucionan los problemas del programa de capacitación técnica.
El diario propone la realización de audiencias para escuchar los testimonios de todas las partes involucradas en el programa.
Pese a que un tema tan importante merece amplias discusiones, el gobierno tiene mucha prisa. Mainichi atribuye esto al temor del gobierno a que debates más profundos desnuden las carencias de su plan y la situación se salga de control. (International Press)
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