En 2013, el primer ministro de Japón, Shinzo Abe, visitó el Santuario de Yasukuni, percibido como símbolo del pasado militarista japonés. A las habituales críticas de China y Corea del Sur, víctimas del imperialismo nipón antes y durante la Segunda Guerra Mundial, se sumó, sorpresivamente, un aliado como Estados Unidos.
Desde entonces Abe se ha abstenido de acudir a Yasukuni para no provocar más fricciones. El santuario honra la memoria de millones de japoneses caídos en guerra, entre ellos varios criminales de la Segunda Guerra Mundial.
De aquella visita nació una demanda que el jueves tuvo un nuevo episodio.
El Tribunal de Distrito de Tokio ratificó el fallo de una instancia previa, que desestimó el recurso legal presentado por alrededor de 450 ciudadanos que sostenían que la visita del primer ministro a Yasukuni violaba la separación constitucional entre Estado y religión, informó Kyodo.
El tribunal dijo que la visita de Abe no interfirió con la fe de los demandantes ni violó su libertad religiosa. Asimismo, rechazó la demanda de indemnización.
Los demandantes, que planean apelar, sostienen que la visita de Abe aumentó las tensiones internacionales e infringió su derecho a vivir en paz.
Sin embargo, el tribunal dijo que la declaración de Abe, publicada después de su visita, puede ser considerada como una expresión de remordimiento por las acciones del pasado y una promesa de renuncia a la guerra. (International Press)
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