Shigeru Yokota tiene 85 años y hace 41 vio por última vez a su hija Megumi. Ella tenía 13 años en 1977, cuando fue secuestrada por Corea del Norte.
Debido a su precario estado de salud, Shigeru no pudo asistir por segundo año consecutivo a la reunión nacional de las familias de los japoneses secuestrados por Corea del Norte en las décadas de 1970 y 1980.
El octogenario trabaja duro para recuperarse con la esperanza de ver a su hija de nuevo, revela Mainichi Shimbun.
Shigeru está hospitalizado desde abril. Ahora se está esforzando para recuperar la movilidad de las partes de su cuerpo que se han puesto rígidas durante su estadía.
El anciano está en proceso de recuperación y ha practicado ponerse de pie. «Está trabajando duro con la esperanza de volver a ver a Megumi», dice su esposa Sakie, una mujer de 82 años.
Su habitación en el hospital está decorada con varias fotos de su hija, cuando era niña (antes de ser secuestrada) y ya de adulta (imágenes tomadas en Corea del Norte). Shigeru pasa su tiempo mirándolas.
Sakie le dice: «Tienes que aguantar hasta que Megumi llegue a casa y puedas hablar con ella». Shigeru responde con firmeza: «Lo haré».
Durante la última reunión, realizada el domingo, Sakie contó a un auditorio de alrededor de mil personas que en 2002 Corea del Norte les dijo que Megumi había muerto. Para “probarlo”, envió sus restos. No pertenecían a su hija.
Sakihe habló con crudeza. «¿Ha llegado Japón a desarrollar una indignación desde el fondo de su estómago? ¿Ha exigido saber cuánto tiempo va a continuar esto? Aunque pierda la voz, continuaré hablando. Han sido robadas vidas».
41 años después, los Yokota aún mantienen la esperanza de reencontrarse con su hija. La salud del padre es débil, pero resiste. (International Press)
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