Hasta para un país propenso a los desastres naturales como Japón, el verano de 2018 ha sido “inusualmente destructivo y mortal”, dice Associated Press, que reseña los que ha sufrido el país asiático en los últimos meses.
18 DE JUNIO: TERREMOTO EN OSAKA
Un terremoto de magnitud 6,1 mató a cinco personas e hirió a más de 400 en Osaka. Una de las víctimas fue una niña de nueve años que murió aplastada por el muro de su escuela mientras se dirigía a clases.
JULIO: INUNDACIONES
Torrenciales lluvias en el oeste de Japón causaron la muerte de 221 personas. Hubo aludes de lodo que enterraron casas y desbordes de ríos. Las ciudades de Hiroshima y Kurashiki fueron las más afectadas. Más de 1.500 damnificados continúan viviendo en refugios.
JULIO: CALOR EXTREMO
El 23 de julio, en la ciudad de Kumagaya, prefectura de Saitama, la temperatura escaló a 41,1 grados, la más alta en la historia de Japón. Al menos 116 personas murieron debido a la ola de calor sin precedentes (133, según la Agencia de Gestión de Desastres).
4 DE SEPTIEMBRE: TIFÓN JEBI
El tifón más fuerte en 25 años en Japón mató a once personas. Arrancó techos de edificios, volcó vehículos e inundó el tercer aeropuerto más importante de Japón, obligado a cerrar. El puente que conecta al aeropuerto con tierra firme sufrió graves daños cuando un buque cisterna, arrastrado por las olas y el viento, se estrelló contra él.
6 DE SEPTIEMBRE: TERREMOTO EN HOKKAIDO
Un terremoto de magnitud 6,7 en la madrugada del jueves golpeó a Hokkaido causando al menos nueve muertes. El fuerte sismo paralizó a la prefectura japonesa, cuyos hogares se quedaron sin luz (en muchos casos sin agua), y forzó el cierre de un aeropuerto y las escuelas, así como la suspensión de los servicios de tren. (International Press)
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