En un editorial titulado “Los japoneses deben compartir el profundo remordimiento de Akihito sobre la guerra”, Asahi Shimbun destaca el discurso que el emperador de Japón pronunció durante la ceremonia que conmemoró la rendición de Japón el 15 de agosto de 1945.
El diario japonés repasa los mensajes que ha dado Akihito en las ceremonias relativas a la guerra desde que ascendió al trono y resalta los sutiles cambios de sus mensajes.
En su primera intervención como emperador en 1989, Akihito aludió a «las numerosas personas que perdieron sus valiosas vidas» en la guerra.
En 1995, en el 50 aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial, dijo: «Reflexionando sobre la historia, espero de todo corazón que la devastación de la guerra nunca se repita». Esto indica su clara conciencia del pasado bélico de Japón y su determinación de no olvidarlo.
Desde entonces, en cada ceremonia repite estas palabras.
En 2015, en el 70 aniversario del final de la guerra, el emperador usó el término «profundo remordimiento» por primera vez. Una novedad importante.
En la ceremonia de este año, la última como emperador (su hijo Naruhito lo sucederá el 1 de mayo de 2019), Akihito también subrayó la necesidad de “reflexionar sobre nuestro pasado y tener en cuenta los sentimientos de profundo remordimiento» sobre la guerra.
Asahi revela que los discursos del emperador se elaboran con el asesoramiento y bajo la responsabilidad del gabinete nipón. Sin embargo, los “discursos conmemorativos de la guerra reflejan los profundos sentimientos de Akihito, que tenía 11 años cuando la guerra terminó con la derrota de Japón, y ha realizado numerosos viajes para llorar por los muertos en la guerra tanto en el país como en el extranjero”.
El diario hace hincapié en la necesidad de meditar sobre las profundas implicaciones de las frases de Akihito como «valiosas vidas», «reflexionar sobre la historia» y «profundo remordimiento».
Hablando de la guerra, los líderes japoneses y los altos mandos militares tuvieron poco aprecio por las vidas humanas, revela el libro “Soldados del Ejército Imperial Japonés”, escrito por Yutaka Yoshida, de la Universidad Hitotsubashi.
De los 2,3 millones de soldados japoneses que murieron en la guerra, se calcula que entre el 37 y el 61 % murieron de hambre. “Para muchos soldados japoneses, el verdadero ‘enemigo’ no fueron los soldados de los países contra los que luchaban”.
En Okinawa, a menudo, los enemigos de los civiles eran los soldados japoneses que los sacaban de los lugares donde se refugiaban y a veces los presionaban para que se suicidaran.
En 2007, cuando el gobierno japonés ordenó a los editores de libros escolares que eliminaran descripciones en sus textos de historia sobre cómo el ejército japonés obligó a los habitantes de Okinawa a suicidarse en masa, los okinawenses que conocían los hechos se opusieron de manera enérgica. Uno de ellos fue Takeshi Onaga, el gobernador de Okinawa fallecido hace poco.
Para Asahi, es fundamental que se transmita la verdad de los hechos de la guerra, sin ocultar hechos como el de Okinawa.
73 años después, “tenemos que pensar nuevamente sobre si Japón es realmente un país que reflexiona sobre la historia, siente un profundo remordimiento por la guerra y le da un gran valor a la vida humana”. (International Press)
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