Cuando era joven, Hiroo Nakamoto soñaba con estudiar en la Universidad de Kyushu, pero su familia era pobre. Sin embargo, carecer de estudios universitarios no fue un obstáculo para que se convirtiera en un millonario empresario.
Hoy, a sus 80 años, no quiere que los jóvenes de escasos recursos que sueñan con estudiar no puedan hacerlo, y por eso ha donado 516 millones de yenes (4,71 millones de dólares) a la Universidad de Kyushu.
El dinero será destinado a financiar becas y apoyar a los estudiantes que desean estudiar en el extranjero, revela Asahi Shimbun.
Nunca antes la universidad había recibido una donación tan grande para financiar becas. El Ministerio de Educación de Japón también destacó el excepcional gesto de generosidad de Nakamoto.
Nakamoto recuerda que en el colegio tenía un profesor, graduado de la Universidad de Kyushu, que lo alentaba a cursar estudios en su universidad. El maestro veía potencial en él y visitó su casa cinco veces para tratar de convencer a su padre, pero este nunca cedió. Eran muy pobres.
Pese a ello, Nakamoto nunca renunció a estudiar. Se hizo autodidacta y obtuvo una patente en Estados Unidos para una tecnología fotocopiadora mediante electricidad estática, y más adelante, en 1987, fundó una empresa de impresión que lo hizo rico.
El empresario destaca como elementos claves los estudios y la pasión para salir adelante en la vida.
Nakamoto cree que su dinero tendrá mucho más valor si lo aprovechan jóvenes con ganas de estudiar que si lo heredan sus hijos y nietos, quienes –dice– deben ser capaces de valerse por sí mismos.
Su esposa Toshie no se opone al gran aporte que ha hecho a la universidad.
Con respecto a su donación, el empresario dice: “Si eso lleva a nuevos inventos y descubrimientos que hagan que Japón sea más próspero aún, sería maravilloso. Quiero morir con cero posesiones a mi nombre». (International Press)
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