En abril de 2015, un joven filipino aterrizó en Japón como parte del programa de capacitación técnica para extranjeros y comenzó a trabajar en una empresa de construcción en la prefectura de Saitama. No fue una grata experiencia. Sus superiores lo maltrataban física y verbalmente. A él y a otros tres trabajadores.
Ante los abusos, los cuatro decidieron unirse a una organización sindical, Kanagawa City Union, en diciembre de 2016, revela la agencia Kyodo.
El sindicato solicitó a AHM Cooperation, el organismo encargado de supervisar la estadía de los extranjeros en Japón en el marco del programa, que les encontrara un nuevo trabajo.
¿Qué hizo AHM Cooperation? Enviar una carta a Kanagawa City Union para pedir que los cuatro abandonen el sindicato debido a que, de acuerdo con la Oficina de Inmigración y la Organización de Cooperación Internacional para la Capacitación de Japón (JITCO), ninguna compañía estaría dispuesta a aceptar aprendices extranjeros sindicalizados.
El sindicato replicó que eso es una violación de los derechos constitucionales de los aprendices. Además, solicitó la intervención de un comité de relaciones laborales de la prefectura, que está analizando el caso.
AHM y JITCO declinaron pronunciarse sobre el caso mientras este está siendo examinado. La Oficina de Inmigración de Tokio también se abstuvo de referirse al caso, pero afirmó que por lo general no aconseja a los aprendices extranjeros que abandonen sus sindicatos.
La situación del joven filipino, hoy de 25 años, fue hecha pública por el sindicato. (International Press)
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