Tokio se ha propuesto rescatar su más ancestral artesanía para convertirla en moda para atraer a más turistas extranjeros y aprovechar los Juegos Olímpicos 2020 para impulsar su producción y las ventas, que en los últimos tiempos ha venido cediendo ante tecnología y la modernidad del país.
La gobernadora de Tokio, Yuriko Koike, la impulsora del proyecto, ha tomado como punto de partida la 34ª Exhibición Nacional de Artesanía Tradicional que el pasado fin de semana (3 al 6 de noviembre) se realizó en el International Forum de Tokio y en el conocido Marubiru, frente a la Estación de Tokio.
“Queremos promocionar la artesanía entre los extranjeros que vienen a Japón, motivar su compra y crear condiciones de futuros negocios”, dijo Koike en la apertura de la muestra.
La iniciativa de Koike hace parte del llamado Edo Tokyo Kirari Project que centra su atención en medio centenar de artesanía plenamente certificada como tradicionales porque tienen más de 100 años fabricándose de la misma forma y con casi los mismos insumos.
ARTESANÍA: EL RIESGO DEL OLVIDO
Desde el famoso Edo Moku-hanga, la técnica de impresión con madera, y el Sudare, esas típicas persianas hechas con tablillas, a la fabricación de lazos para kimono conocidos como Kumihimo y al Edo Kimekomi Ningyo, los muñecos del antiguo Japón.
De los utensilios domésticos como las tijeras Uchihamono, que son forjadas como se hacían las espadas de los samurái, al cepillo de TeueBurashi con hebras insertadas a mano, sin olvidar los finísimos vasos de cristal de Edo Kiriko y el aún vigente Edo Karakami, el papel japonés.
En realidad hay más. El Gobierno de Tokio ha identificado unos 250 artesanías tradicionales de enorme valor histórico, técnico y estético que, habiendo sido parte de la vida local, corren el riesgo de desaparecer.
“En Tokio hay una inmensa variedad de productos tradicionales, considerados tesoros de la artesanía japonesa, pero si no se dan a conocer se irán perdiendo en el olvido”, ha advertido la diputada por el Partido Liberal Democrático, Midori Matsushima, que tomo la palabra en la inauguración de la exhibición.
CONVERTIR LA TRADICIÓN EN MODA
Para convertir lo tradicional en moda, Tokio busca un mayor intercambio entre los artesanos, herederos esas técnicas tradicionales de producción, y la nueva generación de diseñadores de moda para dinamizar el sector.
Sin embargo, el proyecto no se circunscribe a la artesanía. La Gobernadora Koike también le puso fuerza a la gastronomía de hace más de un siglo.
“Lo tradicional se va renovando y aparecen cosas nuevas. De ese nuevo producto vuelve a nacer la tradición”, dijo Koike antes de comer un Edo-Ko Pudding que ya comercializa el chef Kimio Nonaga, campeón nacional de cocina en 2002 y dueño de “Nihonbashi Yukari”, uno de los mejores restaurantes del mundo y
Para encumbrar aún más las posibilidades de la cocina de Tokio, la Gobernadora sostuvo un conversatorio con el afamado patissiere francés, Pierre Hermé, que es archi conocido en Japón por sus macarrones que se venden en las estaciones de tren y grandes almacenes con la marca Pierre Hermé Paris.
Pierre apoyó el proyecto de revalorizar la tradición tokiota de la artesanía y la gastronomía y preparó para la Gobernadora un buñuelo con crema y maracuyá de las Islas de Ogasawara, la prefectura más lejana de Tokio, a 1.000 km de distancia de la Gran Ciudad. (International Press)
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