Antonio Hermosín / EFE
Los líderes de Japón y Estados Unidos, Shinzo Abe y Donald Trump, abordaron la creciente amenaza armamentística de Corea del Norte en un distendido encuentro jugando al golf, en la primera parada de la gira asiática del líder de la Casa Blanca.
Trump arribó a la base aérea de Yokota (oeste de Tokio) para iniciar su viaje de dos días a Japón, antes de desplazarse también a Corea del Sur, China, Vietnam y Filipinas hasta el próximo 14, la ruta más larga emprendida por un presidente estadounidense por el continente asiático.
El líder republicano destacó la importancia estratégica de la alianza con Japón, al que definió como «un socio fuerte y capaz», y advirtió de que «ningún régimen y ningún dictador deberían subestimar la determinación de EEUU», durante un discurso ante las tropas de Yokota.
Trump fue recibido después por el primer ministro nipón en un exclusivo club de golf al norte de Tokio, donde ambos mandatarios almorzaron juntos antes de disputar una ronda acompañados del golfista Hideki Matsuyama, número cuatro del ránking mundial.
Aunque no ha trascendido mucha información sobre este primer encuentro informal, Abe afirmó que ambos «pudieron relajarse» y «mantuvieron el tipo de grandes conversaciones que sólo se pueden tener jugando al golf», en las que «dialogaron de forma honesta sobre asuntos muy complicados», según recoge la agencia local Kyodo.
El político conservador nipón volvió a apostar así por la «diplomacia del golf» para su reencuentro con Trump, con vistas a consolidar la buena sintonía que ambos mostraron en sus cuatro anteriores reuniones desde que el magnate neoyorquino ganó las presidenciales estadounidenses.
Trump, por su parte, señaló en declaraciones a los medios a bordo del Air Force One que la amenaza de Corea del Norte sería uno de los «temas principales» de su gira, y añadió que se trata «de uno de los mayores problemas para Estados Unidos y para el mundo».
«Los últimos 25 años han sido de debilidad total, por lo que ahora apostamos por un enfoque muy diferente», dijo Trump sobre el endurecimiento de su retórica a la hora de lidiar con el régimen que lidera Kim Jong-un.
Coincidiendo con la llegada del presidente estadounidense a Japón, los medios oficiales norcoreanos advirtieron de que Pyongyang impondrá «un castigo inmisericorde» a EEUU si Trump realiza «actos o comentarios insensatos».
Trump, no obstante, ha rebajado sensiblemente el tono contra Corea del Norte desde que amenazara con «destruir totalmente» al país en su discurso ante la Asamblea General de la ONU de finales de septiembre, y en su intervención ante las tropas de Yokota evitó referirse de forma directa al país asiático.
Su gira llega en medio de un prolongado silencio armamentístico de Pyongyang -su último test tuvo lugar el 15 de septiembre- y después de que la tensión en la península de Corea alcanzara niveles inéditos a raíz del cruce de amenazas belicistas entre Washington y el régimen Juché y de las exhibiciones militares por ambas partes.
Trump, quien durante sus encuentros con Abe reafirmará la posición común ante el hermético país, también dijo que prevé tomar «muy pronto» una decisión sobre la inclusión de Corea del Norte entre los países considerados «patrocinadores del terrorismo».
Tokio y Washington son partidarios de aplicar la «máxima presión» sobre Pyongyang y no descartan la opción militar, aunque tampoco desechan el diálogo si el régimen renuncia a sus programas armamentísticos.
Abe y Trump cenaron en un prestigioso restaurante de teppanyaki (plancha japonesa) de Tokio, acompañados de sus respectivas esposas, Akie Abe y Melania Trump.
«Vamos a tener ahora una importante conversación sobre muchos asuntos incluido Corea del Norte y comercio y vamos muy bien. (…) Nuestra relación es extraordinaria. No creo que hayamos estado nunca tan cerca de Japón como estamos ahora», aseguró el presidente estadounidense en la puerta del restaurante antes de la cena.
La agenda de Trump en Japón continuará el lunes con una reunión con los emperadores nipones, una cumbre con el primer ministro nipón y un encuentro con familiares de japoneses secuestrados hace décadas por el régimen norcoreano.
Las autoridades niponas han desplegado medidas excepcionales de seguridad con motivo de la visita, que incluyen la movilización de 21.000 policías en Tokio y sus alrededores y la recomendación de no circular en coche por la capital nipona.
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