El 26 de octubre de 2016, Keita Noritake, un niño de nueve años, murió tras ser atropellado por un camionero en una calle en la prefectura de Aichi.
El hombre jugaba Pokémon Go mientras conducía. En marzo de 2017 fue condenado a tres años de prisión por conducción negligente.
El papá de Keita, Takatoshi, un profesor de 47 años, visita escuelas como parte de una campaña para advertir a los estudiantes de los riesgos de distraerse con los smartphones.
Por pedido de colegas, Takatoshi recorre escuelas para hablar sobre la seguridad vial. Ver a estudiantes de koko manejar bicicleta con una mano y sostener su smartphone con la otra lo motivó en parte a aceptar.
El profesor también quiere que los estudiantes aprecien la vida.
Takatoshi pone énfasis en que los estudiantes de koko, a quienes van dirigidas sus charlas, pronto conducirán vehículos. “El acto de realizar otras tareas mientras se mira un teléfono crea víctimas, y también crea culpables», dice.
Dictar las conferencias es una manera de honrar a su hijo.
El profesor duerme en una habitación con el ihai (tablilla de madera donde está escrita el nombre de la persona fallecida) y los restos incinerados de su hijo en un altar rodeado de fotos de él.
Todas las mañanas, el profesor va al cruce donde su hijo fue atropellado y habla con él. «Allí siento como si Keita me estuviera apoyando, dándome palabras de aliento como ‘Sigue, papá!», dice.
En 2016, alrededor de 960.000 personas fueron arrestadas por conducir y utilizar su teléfono al mismo tiempo. Takatoshi está decidido a seguir haciendo campaña para que la gente no se distraiga con su smartphone mientras hace otras cosas (como manejar un coche). Para que ningún hogar tenga que llorar la muerte de un ser querido. (International Press)
Be the first to comment