El primer ministro nipón, Shinzo Abe, envió hoy una ofrenda al polémico santuario tokiota de Yasukuni, una práctica habitual del líder japonés que suele generar roces con países vecinos por los vínculos del recinto con el pasado militarista de Japón.
Abe remitió a título personal un pequeño árbol a modo de ofrenda con motivo del festival de otoño que comienza hoy en el santuario y que se prolonga cuatro días, según informaron los medios locales.
No se espera que el jefe del Gobierno conservador visite personalmente Yasukuni, aparentemente para evitar enojar a China y Corea del Sur, que padecieron el dominio colonial japonés hasta mediados del siglo pasado.
Aunque estos tres países han estrechado su cooperación recientemente para hacer frente a las amenazas armamentísticas de Corea del Norte, las disputas históricas y territoriales son motivos frecuentes de fricción en las relaciones de Tokio tanto con Seúl como con Pekín.
Las ofrendas del primer ministro japonés y la visita de miembros del Gabinete al santuario tokiota suelen despertar las críticas de estos países vecinos, que consideran Yasukuni como un símbolo del expansionismo militarista del país asiático antes de la II Guerra Mundial.
Este recinto sintoísta honra a todos los caídos por Japón entre finales del siglo XIX y 1945, y entre ellos se cuentan 14 políticos y oficiales del Ejército Imperial condenados como criminales de guerra de clase A por el Tribunal Penal Militar Internacional para el Lejano Oriente al término de la II Guerra Mundial.
Entre principios del siglo XX y el final de esta contienda, Japón colonizó la península coreana, Manchuria y otras regiones de China y la práctica totalidad del sureste asiático.
La última ocasión en la que Abe visitó Yasukuni como jefe de Gobierno fue en diciembre de 2013, lo que desató fuertes protestas de China y Corea del Sur, e incluso deparó una respuesta de Washington, principal aliado estratégico de Tokio, que sugirió al jefe de Gobierno japonés que no repitieran estas visitas.
Desde entonces, el primer ministro ha evitado personarse en Yasukuni, aunque ha enviado ocasionalmente ofrendas al santuario con motivo de sus festivales de otoño y primavera en lo que se considera un guiño a sus seguidores más conservadores. (EFE)
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