Supervivientes de las bombas atómicas de las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki celebraron hoy el Premio Nobel 2017 otorgado a la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares (ICAN, por sus siglas en inglés).
Las principales organizaciones de «hibakusha», como se denomina en Japón a los supervivientes de los dos ataques nucleares perpetrados contra Japón en agosto de 1945, valoraron también como un reconocimiento a su lucha este galardón y reclamaron al Gobierno nipón que se adhiera al Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares.
El copresidente de la organización de supervivientes Hidankyo, Sunao Tsuboi, de 92 años, que fue víctima del ataque nuclear de Hiroshima, aseguró en un comunicado que trabajará «mientras viva con ICAN y todo el mundo para lograr un mundo sin armas nucleares».
Por su parte, Toshiki Fujimori, secretario general de esta organización dijo que espera que este premio «acelere que más países se unan al tratado y lo hagan más efectivo».
Miembros de la organización de supervivientes de la bomba atómica de Nagasaki recibieron el anuncio del premio con aplausos y aseguraron que les da «nuevas motivaciones para continuar con su trabajo», informó la agencia Kyodo.
La ICAN fue premiada este viernes con el Nobel de la Paz por alertar de «las catastróficas consecuencias humanitarias» de las armas nucleares y por sus esfuerzos para lograr un tratado que los prohíba.
Esta coalición de ONG de un centenar de países ha sido «fuerza motriz» en la iniciativa humanitaria lanzada en 2015 para lograr que en julio se firmara el primer tratado global de prohibición, apoyado por dos tercios de los países de la ONU, pero no por las potencias nucleares ni sus aliados.
Japón, a pesar de ser el único país que ha sido objeto de un ataque atómico, no se sumó al tratado.
Además del de Hiroshima el 6 de agosto de 1945, el Ejército de EEUU llevó a cabo un segundo ataque atómico sobre la ciudad de Nagasaki, en el sudoeste del archipiélago, el 9 de agosto, que forzó la capitulación de Japón seis días después y puso fin a la II Guerra Mundial.
Las bombas atómicas lanzadas en estas dos ciudades acabaron en el acto con la vida de 80.000 personas en Hiroshima y de 74.000 en Nagasaki, pero las víctimas mortales aumentaron por miles durante los años posteriores debido a los efectos de la radiación. (EFE)
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