El primer ministro japonés, Shinzo Abe, remodelará su Gabinete en agosto, para hacer frente a unos niveles de popularidad en caída libre tras la histórica derrota que sufrió su partido en los comicios regionales de Tokio.
Abe, que lleva en el poder desde diciembre de 2012, busca «rejuvenecer» su Ejecutivo y puestos clave de su grupo, el Partido Liberal Demócrata (PLD), en un momento de desgaste para el hasta ahora imbatible político conservador.
El primer ministro nipón anunció este domingo en Estocolmo la remodelación de su Gabinete y puestos clave de su grupo, según dijo, para seguir las reformas en Japón, recogió la cadena pública NHK.
Aun así, se espera que Abe mantenga en su actual cargo a los pesos pesados de su Gobierno, como el ministro portavoz, Yoshihide Suga, o el responsable de Finanzas, Taro Aso.
En estos momentos, apenas un 36 por ciento de los japoneses respaldan la gestión del Ejecutivo que lidera el primer ministro, lo que supone 13 puntos menos que en junio y su nivel más bajo desde que llegó de nuevo al poder, según una encuesta publicada hoy por el diario nipón Yomiuri.
El primer ministro, que repite después de haber desempeñado el cargo desde 2006 a 2007, ha contado durante casi todo su nuevo mandato con unos niveles de popularidad constantes y muy altos, aunque en los últimos meses se encuentra en caída libre -su nivel de apoyo en abril era del 60 por ciento-.
El respaldo popular a Abe y su partido se ha resentido debido a la aparición de nuevas y populares figuras en la política nipona, como la actual gobernadora de Tokio y exministra del PLD, Yuriko Koike, cuyo nuevo partido arrasó en las elecciones a la Asamblea metropolitana de Tokio celebradas la semana pasada y dejó la mayor sangría de escaños del PLD en estos comicios.
Koike, quien fue ministra de Defensa bajo la anterior Administración de Abe, se ha convertido en la gran sorpresa política del último año, y su nombre suena cada vez con más fuerza para disputar el liderazgo nacional al actual primer ministro.
El grave desgaste del Ejecutivo habría sido causado también por el empeño del mandatario por introducir cambios en la pacifista Constitución nipona para que Japón adopte una papel militar más activo a nivel mundial o la reciente aprobación de una polémica ley de «anticonspiración» terrorista.
Asimismo, en los últimos meses Abe se ha visto afectado por otros casos que han indignado a la sociedad nipona, como su relación con el dirigente de una guardería privada de Osaka (oeste), que promovía contenidos ultranacionalistas, o con el director de una universidad privada, que supuestamente recibió trato preferencial del Ejecutivo. (EFE)
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