El primer ministro japonés, Shinzo Abe, calificó de «imprescindible» la polémica ley «anticonspiración» aprobada la semana pasada por el Parlamento nipón para prevenir el terrorismo, y cuyos críticos argumentan que restringe libertades básicas.
La «normativa es imprescindible, aunque entiendo que genere preocupación», dijo Abe en una rueda de prensa ofrecida para hacer balance de la sesión parlamentaria nipona, que finalizó el domingo, y en la que se aprobaron 60 leyes, entre ellas esta legislación, que ha llevado a manifestarse a miles de japoneses.
Expertos jurídicos, ONG y organismos internacionales advierten de que la amplitud del ámbito de aplicación de la normativa podría poner en riesgo derechos fundamentales como la libertad de expresión, o conducir a una vigilancia excesiva de agrupaciones civiles, algo que el primer ministro volvió a negar.
«La ley será ejecutada adecuadamente y estoy convencido de que el pueblo nipón finalmente entenderá que es así (imprescindible)», dijo Abe tras asegurar que «no se va a aplicar a los civiles».
El Gobierno defiende que la ley es una herramienta para prevenir el terrorismo, sobre todo de cara a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, y para permitir que Japón ratifique la Convención de la ONU contra la Delincuencia Organizada Transnacional adoptada en el 2000.
El jefe del Ejecutivo japonés considera que «la amenaza del terrorismo está aumentando cada día más» y que es «necesario unirse a la comunidad internacional» para atajar este y otros problemas.
En este sentido, Abe indicó que en la próxima reunión del G20, que tendrá lugar entre el 7 y 8 de julio en la ciudad alemana de Hamburgo, quiere «confirmar la estrecha relación con otros países para luchar» contra ésta y otras amenazas, como Corea del Norte.
En el ámbito económico, el primer ministro japonés destacó la subida de los salarios en el país asiático por cuarto año consecutivo y el alto índice de empleo entre los estudiantes graduados, y se comprometió «a ir más allá» con este avance.
Entre los grandes temas pendientes para el Gobierno de Abe de ahora en adelante se encuentra una perseguida reforma de la Constitución de Japón, que este año cumplió su 70 aniversario, y a la que el primer ministro se refirió brevemente.
«No es (un asunto) fácil de realizar», se limitó a decir Abe, quien aseguró que «no es momento para hablar del tema», puesto que «todavía no hemos presentado nuestro plan de reforma», aunque mostró su voluntad de «hablar de los contenidos» para poder debatirlos en un año tan significativo para la Carta Magna nipona. (EFE)
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