Okinawa conmemoró hoy el 45 aniversario de la devolución a Japón de esta región, que permaneció casi 30 años bajo el control de Estados Unidos, cuya fuerte presencia en la zona genera todavía rechazo y protestas de la población local.
Okinawa, en el suroeste del archipiélago, alberga más del 70 % de las instalaciones militares de EEUU en Japón, y más de la mitad de los cerca de 48.000 efectivos que mantiene en este país.
Esta fuerte presencia estadounidense en la región (en torno a un 20 % del suelo de la isla principal es terreno militar estadounidense) cuenta con el rechazo de la población local, por los crímenes y sucesos vinculados al personal de las bases.
También es frecuente motivo de protestas el traslado programado de la base de Futenma, ubicada en el centro urbano de la localidad de Ginowan (94.000 habitantes), rodeada de viviendas y edificios públicos, lo que durante años ha generado quejas de sus ciudadanos por el ruido y por el riesgo de accidentes.
Los Gobiernos de Japón y EEUU acordaron trasladarla a la bahía de Henoko, una zona menos habitada en la localidad de Nago, al norte de la isla, pese a la oposición de población y políticos locales, que se niegan a acoger las instalaciones por su impacto ambiental.
El mar de Henoko posee arrecifes de coral que el Gobierno de la provincia asegura que han sido dañados por las obras, y es el hábitat del dugongo, un mamífero marino en peligro de extinción.
Ayer domingo, unas 2.200 personas se concentraron cerca del lugar para protestar contra el plan de traslado -aprobado hace 21 años, pero continuamente retrasado- y el pasado viernes, otras 800 personas se manifestaron en Naha, la capital, para pedir su desmantelamiento.
Okinawa permaneció bajo control de EEUU durante 27 años (1945-1972) tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, 20 más que el resto de Japón, que recuperó su soberanía en 1952. (EFE)
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