Japón celebró el miércoles el 70 aniversario de su Constitución pacifista, aprobada tras la II Guerra Mundial, en plena etapa de tensión bélica con Corea del Norte y en medio de un debate sobre su reforma.
La Carta Magna, que nunca ha sido enmendada, fue escrita bajo la ocupación de EEUU tras la rendición de Japón y establece en su artículo 9 la prohibición de ejercer cualquier acción militar si el país no es atacado previamente, lo que ha impedido que Tokio haya tenido un peso estratégico a nivel internacional.
El primer ministro nipón, Shinzo Abe, dijo esta semana que este año es el momento adecuado para «dar un paso histórico» y reescribir la Constitución pacifista que entró en vigor el 3 de mayo de 1947.
Abe citó «una situación de seguridad que se está gravando», en lo que parecía una alusión al clima de alta tensión que se vive desde hace semanas entre Corea del Norte y Estados Unidos.
Mientras el régimen de Kim Jong-un está realizando continuos lanzamientos de misiles y hay indicios de que podría realizar una nueva prueba nuclear de manera inminente, Washington ha amenazado con un intervención militar si las provocaciones continúan.
Tokio condena de manera contundente los ensayos de misiles de Pyongyang, que son vistos como amenaza directa, debido a la cercanía geográfica entre Japón y Corea del Norte y el hecho de que los proyectiles norcoreanos caigan regularmente cerca de las costas japonesas.
Además, Abe considera que la Carta Magna japonesa está desfasada para hacer frente a un panorama regional en el que China gana cada vez más peso militar y se ha marcado como objetivo 2020 para que el país adopte un nuevo marco constitucional.
«Los Juegos Olímpicos de Tokio son una gran oportunidad que deberíamos aprovechar para un nuevo renacer de Japón y por eso quiero que entre en vigor en ese momento una nueva constitución», explicó Abe en una entrevista publicada en el diario Yomiuri.
La reforma constitucional, que necesita ser ratificada por dos tercios del Parlamento y una mayoría simple en un referéndum, es un asunto espinoso que divide a la población nipona.
El Ejecutivo de Abe logró aprobar entre 2014 y 2015 una «reinterpretación» del artículo 9 de la Constitución, que solo permitía responder militarmente en caso de agresión, para que el país pueda ejercer el llamado derecho a la «auto-defensa colectiva».
Esta primera reforma militar en el país asiático desde el fin de la II Guerra Mundial, que entró en vigor el año pasado, permite a las Fuerzas de Autodefensa (como se llama al Ejército japonés) defender a aliados y prestarles apoyo logístico si son atacados o participar en operaciones de seguridad de la ONU.
Una de las primeras aplicaciones de este cambio se puso de manifiesto este lunes cuando Japón movilizó su mayor portahelicópteros para escoltar a un navío estadounidense en el Pacífico.
El destructor Izumo apoya a la embarcación estadounidense encargada de suministrar combustible a navíos como el polémico portaaviones de propulsión nuclear Carl Vinson, enviado por Washington a aguas de la península de Corea en respuesta a las provocaciones de Pyongyang. (EFE)
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