El número de visitas a un sitio web del gobierno de Japón sobre gestión de crisis subió a varios millones en abril (tras los miles registrados en marzo) debido a la preocupación por un ataque de misiles por parte del Corea del Norte.
Japón ha publicado instrucciones en caso de ataque: si estás en la calle, refugiate en edificios fuertes o galerías comerciales subterráneas; si no hay ninguno cerca, tírate al suelo y cúbrete la cabeza. Como es posible que los misiles contengan armas químicas, aconsejan que te cubras la nariz y la boca con un trapo y cierres puertas y ventanas.
Si Corea del Norte decide atacar Japón, es probable que sus principales objetivos sean las bases militares estadounidenses. ¿Qué opina la gente que vive cerca de ellos?
Associated Press ha recogido impresiones de algunas personas que residen cerca de la base de Yokota, Tokio.
Un taxista de 58 años dice que «es imposible. No hay manera de que podamos escapar», refiriéndose a un ataque con misiles. «No tenemos bunkers, refugios o algo por el estilo».
El hombre cuenta que la compañía para la que trabaja ha recomendado a sus taxistas que si hay un ataque estacionen sus coches y de inmediato se refugien. OK, pero ¿dónde? El taxista no sabría a dónde ir. “Todo lo que podemos hacer es correr tal vez a una tienda por departamentos”.
Jumpei Takemiya, un hombre de 34 años que tiene una tienda de reparación de calzado frente a la base de Yokota, se toma las cosas con calma.
«Lo que será, será», dice. “¿Yokota será realmente la primera en ser atacada? Lo dudo, y francamente no estoy tan nervioso», añade.
Yoshio Takagi, de 75 años, afirma: «La tensión ha aumentado y la situación se ha vuelto más impredecible bajo Trump. Japón depende de los militares de EEUU y hay una base aquí. Pienso que tenemos que aceptar las consecuencias».
Otros creen que no es para tanto e incluso piensan que Corea del Norte está faroleando. Corea del Norte está «más que nada engañando sobre su capacidad militar, y el miedo al misil está siendo exagerado en gran parte por la televisión», dice Hiroki Fujii, un hombre de 40 años.
A Akinori Otani (42), más que un misil norcoreano le preocupa que el avión militar estadounidense Osprey se estrelle en la zona. Otani no cree probable que un misil caiga sobre el área donde vive.
Por último, a Reiko Naya, una mujer que tiene una tienda de regalos, le preocupa que el gobierno de Shinzo Abe utilice la escalada de tensiones en la península de Corea como justificación para reforzar el poderío militar de Japón.
«Japón ha renunciado a la guerra, pero parece que poco a poco estamos metiéndonos en el conflicto». (International Press)
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