Cientos de jabalíes han aprovechado la ausencia de seres humanos en pueblos de Fukushima como Namie para campar a sus anchas.
Cuando en declaraciones recogidas por Reuters, el alcalde de la localidad, Tamotsu Baba, dice que no resulta claro quién manda en Namie, si los humanos o los jabalíes salvajes, no está bromeando.
Seis años después del accidente nuclear, la radiación no es lo único que preocupa en este pueblo cuyos habitantes tuvieron que migrar. Namie está solo a cuatro kilómetros de la averiada planta nuclear.
Estos animales, que atacan a la gente cuando se molestan y han llegado a Namie provienen de montañas y bosques de los alredores, deambulan por las calles vacías y jardines descuidados en busca de alimento.
El alcalde subraya la necesidad de deshacerse de los jabalíes y volver a “humanizar” el pueblo; de lo contrario, será aún más inhabitable.
Está previsto que a fines de mes se levanten las órdenes de evacuación para ciertas partes de Namie.
Sin embargo, con jabalíes o sin ellos, más de la mitad de los 21.500 antiguos habitantes de Namie no tienen planeado regresar por miedo a la radiación.
En un pueblo cercano, Tomioka, han tomado acciones contra los jabalíes. El cazador Shoichiro Sakamoto encabeza un equipo de 13 personas para atrapar y matar a estos animales. Dos veces a la semana instalan 30 jaulas-trampa.
El cazador explica a Reuters que los jabalíes comenzaron a descender de las montañas cuando la gente se fue. Como tenían comida y nadie los perseguía, decidieron quedarse en el pueblo.
Eso era antes, porque los cazadoras han capturado desde abril del año pasado uno 300 jabalíes. Y piensan seguir haciéndolo. (International Press)
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