Javier Marín / EFE
El desarrollo global será más eficiente, la paz duradera y los derechos humanos estarán mejor protegidos si la mujer adquiere una plena capacitación en todos los aspectos de la sociedad, lo que debe convertirse en una prioridad internacional, afirmó hoy el secretario general de la ONU, António Guterres.
Guterres se encuentra en Nairobi para conmemorar el Día Internacional de la Mujer, precisamente en un continente, África, en que la mujer permanece atrapada en los escalones más bajos de la economía y de la sociedad.
En África Subsahariana, cerca del 40% de las mujeres son obligadas a casarse antes de los 18 años y se les priva de cualquier posibilidad de desarrollo individual, lo que las condena al analfabetismo y pone en riesgo sus vidas.
Solo el 60% tiene un trabajo remunerado, casi siempre en puestos de baja cualificación y en casi todos los casos con un salario inferior al de los hombres.
Pero son ellas las que dan de comer al continente: realizan el 70% del trabajo agrícola y producen el 90% de toda la comida que se produce en esta parte del planeta, según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
La desigualdad de género en África Subsahariana le cuesta a esta región 95.000 millones de dólares al año, el equivalente al 6% de su PIB, advierte el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
«El machismo debe ser derrotado», proclamó Guterres desde la capital keniana.
«En todas partes, en todo el mundo, tenemos una sociedad dominada por hombres y grandes dificultades para eliminar los obstáculos a la igualdad de género», lamentó.
Durante su etapa como responsable de la Alta Comisaría de la ONU para los Refugiados, Guterres fue testigo del sufrimiento de las mujeres «en las circunstancias más trágicas».
«Las he visto como las grandes víctimas de la pobreza, de los conflictos, y de las violaciones de los derechos humanos en diferentes partes del mundo», de modo que protegerlas es algo «esencial», subrayó.
Y la única forma de garantizar una protección «efectiva» es a través de su plena capacitación, de otorgarle una representación completa en todos los estamentos de la sociedad, recalcó el secretario general de Naciones Unidas.
«En las instituciones políticas, en sus sistemas, en la comunidad empresarial, en las juntas directivas, en las negociaciones de paz, en todos y cada uno de los aspectos de la sociedad actual», precisó.
Porque «con una presencia plena de las mujeres en nuestras sociedades, el desarrollo será más fuerte, la paz más fácil de mantener y los derechos humanos estarán más protegidos», insistió.
El empoderamiento de la mujer debe ser «una de las prioridades» de la comunidad internacional, ya que la igualdad es sinónimo de crecimiento y empleo.
Según datos de la ONU, el de cierre de la «brecha de género» en el empleo podría agregar 12 billones de dólares al PIB mundial en 2025.
Paradójicamente, muchos países africanos se encuentran por encima de la media global del 22% de representación femenina en los Parlamentos. El caso más destacado es el de Ruanda, donde las mujeres alcanzan el 64% en la Asamblea Nacional, la cámara política con mayor número de diputadas del mundo.
La nueva Ruanda fue levantada por mujeres, que llegaron a representar el 70 % de la población tras el genocidio de 1994, cuando murió cerca de un millón de personas (entre tutsis y hutus moderados) y otros dos millones de hutus huyeron al vecino Zaire, ahora República Democrática del Congo.
El Parlamento ruandés se ha convertido en un símbolo del ascenso de la mujer que se proyecta sobre todos los escalones de la Administración, a excepción de la presidencia, ocupada por Paul Kagame desde hace 17 años.
No obstante, fuera del ámbito político, al que solo tiene acceso una reducido estrato de la población, las mujeres sufren las mismas carencias que en el resto del continente.
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