En 2007, Kunihiko Miyamoto, un inspector jefe de la policía de Tokio de 53 años, murió atropellado por un tren cuando intentaba salvar a una mujer que se quería suicidar.
Delante de la caseta de policía en Itabashi donde trabajaba, una estatua en su honor, financiada por donaciones de ciudadanos y en el que a menudo dejan flores, recuerda su heroico acto.
El policía Shu Obata no lo conoció, pero es un digno sucesor suyo.
Obata, de 25 años, ha sido distinguido por su valentía por salvar la vida de un hombre que intentó quitarse la vida, cuenta Asahi Shimbun.
El valeroso acto de Miyamoto lo inspiró. Obata conoció su historia gracias a los relatos de sus superiores y colegas.
Obata pensó que también actuaría como Miyamoto en una situación similar. El 30 de noviembre pasado tuvo ocasión de demostrarlo: el policía estaba en su caseta cuando vio a un hombre de pie sobre las vías del tren en un cruce ferroviario a unos 20 metros de distancia.
Tenía que darse prisa. El tren estaba acercándose. La barrera ya había descendido y la señal de advertencia estaba sonando.
Obata salió corriendo del koban, pasó por debajo de la barrera y logró sacar al hombre justo cuando el tren pasaba.
—¡Qué estás haciendo! —gritó el policía.
—Quería morir porque nadie me escucha —respondió en voz baja el hombre.
Tras ser reconocido por su valor, el policía expresó su deseo de continuar trabajando para proteger vidas humanas. (International Press)
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