Solidaridad en Japón: voluntarios quitan la nieve de casas de ancianos

Iniciativa empezó en Akita y se ha expandido a otras prefecturas

La prefectura de Akita tiene el mayor porcentaje de ancianos en Japón: el 33,8 % de su población tiene 65 años o más, según cifras de 2015.

La proporción asciende a 40 % en el distrito de Masudamachi-Saruhannai, que en invierno es azotado por fuertes nevadas.


Cuando la nieve se acumula en el techo o frente a las casas de sus habitantes, a estos no les queda otra opción que removerla. Un trabajo demasiado duro para los ancianos.

Uno de esos ancianos es Kenichiro Takahashi (79), a quien un día de enero Yomiuri Shimbun encontró quitando la nieve alrededor de su casa con apoyo de su esposa (también de 79 años) y utilizando un soplador de nieve y una pala.

Takahashi, agotado, dijo que «hay un límite físico a lo que los ancianos pueden hacer».


Si la nieve acumulada no se quita, los ancianos no pueden ir de compras o al hospital. La situación puede agravarse al extremo de que una gran cantidad de nieve en el techo puede aplastar una casa.

Por fortuna, existe la solidaridad. Y organizaciones que la ponen en práctica enviando voluntarios a las casas de los ancianos para quitar la nieve.

La historia empezó en 2011, cuando en la ciudad de Yokote (donde está situado Masudamachi-Saruhannai) se registró un máximo histórico de 191 centímetros de nieve acumulada, que impulsó la creación, en 2012, de una organización de ayuda mutua llamada Saruhannai Kyojo Uneitai.


La organización envía de dos a tres personas a remover la nieve. Cobra 5.500 yenes (casi 48 dólares) por medio día de trabajo, monto que contribuye a mantener a Saruhannai Kyojo Uneitai y a vencer la resistencia de algunos ancianos reacios a pedir ayuda.

Una de las beneficiarias es Mieko Takahashi, una mujer de 87 años que vive sola desde que hace murió su hijo mayor. Ella utiliza el servicio desde el invierno pasado.


 

Un día de enero, tres miembros de la organización emplearon todo el día para eliminar la nieve de la azotea de su casa y alrededor de ella. «Es una gran ayuda», dice la anciana.

 

Ryoji Okuyama (66), jefe de la organización, declara a Yomiuri que la necesidad del servicio que brindan es cada vez mayor. Y no solo entre los ancianos, pues algunas familias están tan ocupadas cuidando de sus parientes mayores que no tienen tiempo para remover la nieve.

El buen ejemplo de Masudamachi-Saruhannai no tardó en propagarse. Desde 2012, el gobierno de Akita apoya la creación de organizaciones de ayuda mutua para retirar la nieve.

Desde el año fiscal 2015, Akita otorgado una subvención de 100.000 yenes (870 dólares) a organizaciones de reciente creación para la compra de equipos para quitar la nieve.

Si en diciembre de 2012 había cuatro organizaciones de ayuda mutua, en enero de este año ya son 29, y el gobierno de Akita tiene como objetivo elevar su número a 50 para el año fiscal 2019.

El buen ejemplo se expandió más allá de Akita. En la prefectura de Niigata, entre enero y marzo de 2014, una organización recogió donaciones para la remoción de nieve, logrando recaudar 1,82 millones de yenes (15.865 dólares).

Entre enero y marzo del año pasado las donaciones subieron a 2,17 millones de yenes (casi 19.000 dólares).

En la prefectura de Yamagata, el gobierno inició este invierno un programa para subvencionar a los voluntarios que ayudan a quitar la nieve, y que proporciona hasta 30.000 yenes (262 dólares) por persona para gastos de movilidad y alojamiento.

Desde mediados de enero, unas 590 personas, sobre todo de Tokio y Kanagawa, se han registrado como voluntarias para quitar la nieve en Yamagata, un importante aumento con respecto al año pasado. Que la solidaridad siga acumulándose, tanto o más que la nieve. (International Press)

 

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