La negligencia que impide detectar un caso de ijime es responsable de que una escuela no actúe para frenar a los abusivos. Y, a veces, cuando decide ponerse las pilas, ya es demasiado tarde (la víctima se suicidó). La escuela lamenta la tragedia y pide perdón por su negligencia, pero nada de eso devolverá a la vida al estudiante.
También puede ocurrir que la escuela reconozca un caso de ijime, pero crea que si los abusivos se disculpan el bullying termina y a pasar la página. Como si el pedido de perdón de un abusivo fuese suficiente garantía o palabra cumplida.
Para combatir con más rigor este grave problema social, el Ministerio de Educación de Japón ha propuesto introducir un conjunto de revisiones en las políticas públicas del país, informó Jiji Press.
¿Por ejemplo? Para que un caso de ijime sea considerado resuelto, tienen que transcurrir al menos tres meses sin que la víctima sea maltratada. Que el abusivo, una vez identificado, se disculpe no significa que el caso esté terminado.
Si la escuela declara que un caso de ijime ha sido solucionado, la víctima tiene que ser reconocida como una persona física y emocionalmente intacta.
Asimismo, el colegio debe responder de manera integral al ijime. Por ejemplo, si una víctima acude a un profesor para que la ayude, la responsabilidad no debe limitarse al maestro; la escuela, como institución, debe actuar. Es un esfuerzo conjunto, en bloque.
Las escuelas deben llevar un registro correcto de toda la información relacionada con el bullying.
Con estas medidas, el gobierno busca impedir que los colegios actúen con ligereza dando por resuelto un caso de ijime cuando aún no lo está. (International Press)
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