El Gabinete del primer ministro nipón Shinzo Abe aprobó un nuevo presupuesto récord de 97,45 billones de yenes (794.251 millones de euros) para el ejercicio fiscal 2017, que arranca el próximo 1 de abril en Japón.
El Gobierno presentará el borrador ante el Parlamento a principios de año junto con un presupuesto extra de 622.500 millones de yenes (5.071 millones de euros) para paliar los efectos de los fuertes terremotos que sacudieron en primavera el suroeste del país.
El monto aleja a Japón, condicionado por los crecientes costes de la seguridad social ante el envejecimiento y el decrecimiento poblacional, del objetivo de sanear su fiscalidad.
El país asiático sigue ostentando el mayor volumen de deuda pública de un país desarrollado (más de dos veces su producto interior bruto).
El nuevo presupuesto busca invertir en sectores con potencial para crecer, como el tecnológico o el asistencial-sanitario, y por quinto año desde que Abe llegó al Gobierno amplía la partida de Defensa hasta el récord de 5,13 billones de yenes (41.800 millones de euros), un 1,4 por ciento más.
El incremento responde a los repetidos ensayos armamentísticos de Corea del Norte y a las tensiones con China por la disputa que mantiene con Japón por el control de los islotes Senkaku.
Excluyendo los costes de financiación de deuda, el total destinado al gasto público asciende a una cifra récord de 73,93 billones de yenes (602.317 millones de euros)
Nuevamente la porción destinada a financiar la seguridad social es la mayor de todas: 32,47 billones de yenes (264.551 millones de euros), un 1,6 por ciento más que en el actual ejercicio.
El Gobierno calcula que recaudará este año 57,71 billones de yenes (470.156 millones de euros), un 0,2 por ciento más, gracias a la debilidad del yen y a su pronóstico de crecimiento del PIB (en torno al 1,5 por ciento), más optimista que el de la mayoría de analistas.
Gracias a esto, el Ejecutivo espera reducir la dependencia que tiene el presupuesto de la emisión de deuda en tres décimas, hasta el 35,6 por ciento.
De este modo la impresión de nuevos títulos se reduce en casi un 18 por ciento por ciento hasta los 34,37 billones de yenes (280.008 millones de euros).
El ministro de Finanzas nipón, Taro Aso, se congratuló en declaraciones recogidas por la agencia Kyodo por la reducción de nuevas emisiones, aunque reconoció que el saneamiento fiscal se ha tornado más difícil desde que el Gobierno decidió retrasar una subida de dos puntos del IVA del año próximo a 2019.
Muchos dudan de la viabilidad de la meta del Gobierno de tornar el déficit de la balanza primaria en superávit para 2020.
El déficit en esta balanza implica que el Estado no puede financiar el gasto público que no esté destinado a los costes de la amortización de la deuda sin emitir nuevos bonos.
El Presupuesto incluye financiación para I+D en áreas como inteligencia artificial, robótica o el desarrollo de tecnologías relacionadas con el llamado «Internet de las cosas». (EFE)
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