Un nuevo caso de ijime que tiene como víctima a una estudiante que tuvo que abandonar Fukushima por el accidente nuclear del 11 de marzo de 2011.
Esta vez, el maltrato, las burlas, las amenazas, tuvieron como blanco a una estudiante de secundaria en una escuela en el distrito de Chiyoda, Tokio.
El ijime no es nuevo, pero este año las cosas empeoraron: más insultos, más amenazas, más vejaciones, todo por su condición de evacuada, revela Asahi Shimbun.
La menor fue obligada a pagar por los productos que otros estudiantes consumían (donas, jugos, etc.) por un valor de 10.000 yenes (87 dólares).
Además, los abusivos la forzaban a llevar la basura que ellos mismos producían metiendósela en su mochila. Así pues, la chica llegaba a su casa con basura ajena.
Sus libros y cuadernos de pronto desaparecían y algunos reaparecían con las páginas rotas.
Ser una damnificada de Fukushima era un estigma. «Desde primaria me han hecho ijime por ser una evacuada”, dijo a Asahi. Para que no se supiera, pagaba dinero a los estudiantes que amenazaban con hacerlo público.
La madre de la chica se enteró de la situación cuando a fines del mes pasado notó la basura que había en la mochila de su hija. La menor le contó todo a su mamá y ambas reportaron el ijime a la escuela.
La escuela investigó a quince alumnos. Sin embargo, no pudo determinar que la víctima sufriera bullying por su condición de evacuada.
Tres estudiantes, no obstante, reconocieron que la chica pagó por algunas cosas que habían consumido.
Con respecto a los libros desaparecidos, la escuela no investigó el asunto porque -sostiene- no está claro cuándo desaparecieron (¿cómo lo van a saber si no investigan?).
La madre expresó su deseo de que la escuela preste más atención a la situación de su hija.
Por su parte, el director de la escuela dijo que es lamentable que exista ijime y prometió hacer todo lo posible para que no vuelva a ocurrir. (International Press)
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