Adrià Calatayud / EFE
La gira que el presidente chino, Xi Jinping, acaba de concluir por Latinoamérica le ha permitido postular a su país como gran impulsor del libre comercio en Asia-Pacífico tras anunciar el próximo ocupante de la Casa Blanca, Donald Trump, que sacará a EEUU del acuerdo TPP.
«China está abierta a todos los acuerdos comerciales que contribuyan a la integración económica, la liberalización y la facilitación de la inversión y el desarrollo de Asia-Pacífica», afirmó un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Geng Shuang, en rueda de prensa.
Mientras crecen los interrogantes sobre la viabilidad de un TPP (Acuerdo Transpacífico) sin EEUU, ganan apoyos tratados comerciales alternativos que cuentan con el respaldo de Pekín, como la Asociación Económica Regional Integral (RCEP) o la zona de libre comercio en Asia-Pacífico (FTAAP).
«EEUU, Europa y otras economías desarrolladas han sido las principales fuerzas conductoras de la globalización los últimos años, pero ahora China y otros países en desarrollo y economías emergentes pueden convertirse en importantes impulsores», explicó a Efe Song Guoyou, profesor de la Universidad Fudan de Shanghái.
Xi ha aprovechado la coyuntura creada por la elección de Trump para redoblar la apuesta del gigante asiático por la globalización y la liberalización comercial durante sus visitas a Ecuador, Perú y Chile, y su participación en la cumbre de líderes del Foro de Cooperación Asia-Pacífico (APEC) en Lima.
«Construir el área de libre comercio de Asia-Pacífico es vital para el crecimiento económico a largo plazo», dijo el mandatario chino, en un discurso ante un foro empresarial paralelo a la reunión del APEC este sábado.
El presidente de la segunda economía mundial reconoció que la globalización es «un arma de doble filo» y que hay «muchas voces que la están cuestionando», por lo que instó a la comunidad internacional a abordar «con seriedad» sus desafíos.
«Deberíamos establecer, trabajando conjuntamente, las nuevas direcciones de la globalización para conseguir un desarrollo igualitario y equilibrado», señaló Xi, quien apuntó a la necesidad de buscar un desarrollo sostenible y que tenga «resultados tangibles para todos».
Pekín respalda dos grandes iniciativas comerciales para Asia-Pacífico que hasta ahora habían quedado a la sombra del TPP -que incluye a doce naciones de la cuenca pacífica y excluye a China-, pero que, si EEUU se retira definitivamente de ese tratado, ganan atractivo para el resto de países.
La primera es la Asociación Económica Regional Integral (RCEP), una zona de libre comercio de los diez países de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) con Australia, Corea del Sur, India, Japón y Nueva Zelanda, además de China.
La otra es la creación de una zona de libre comercio en Asia-Pacífico (FTAAP) que integre a las 21 economías del APEC, con EEUU y China incluidos.
Para Song, de la Universidad Fudan, el impacto más directo de la retirada de EEUU del TPP es que acelerará las conversaciones del RCEP de modo que, a su juicio, darán «algunos resultados» en 2017.
Más cauto se mostró el experto en relaciones internacionales de la Universidad Cristiana Internacional de Tokio Stephen Nagy, quien recordó este martes, en una charla con periodistas en Pekín, que el RCEP cuenta con la oposición frontal de India, lo que le resta posibilidades de prosperar.
Por otra parte, cabe esperar un arduo proceso de negociación para el FTAAP, al incluir entre sus potenciales miembros a los EEUU de Trump, y, de hecho, los líderes del APEC se propusieron en la cumbre de Lima tener listos los trabajos preliminares para el año 2020.
La estrategia de liberalización comercial de China se complementa con la firma de tratados de libre comercio (TLC) bilaterales, como los que selló en 2015 con Australia y Corea del Sur, que continúa avanzando en paralelo a la agenda regional.
Xi también acordó en sus visitas a Perú y Chile, países con los que China tiene TLC desde hace años, el inicio de las negociaciones para la profundización de sus respectivos acuerdos FTA ya existentes.
Sin embargo, los empresarios extranjeros critican que, mientras las autoridades chinas claman contra el proteccionismo de fuera, imponen barreras a la inversión extranjera en sus mercados domésticos, tal y como denunció la Cámara de Comercio de la Unión Europea en un informe presentado en septiembre.
Otros expertos advierten de que parte de la ciudadanía china no comparte el entusiasmo oficialista por el libre comercio.
«No veo un gran empuje de la sociedad china en este sentido. En realidad, también hay reticencias a nivel empresarial por razones de competitividad», explica a Efe Ye Yu, investigadora del Instituto de Estudios Internacionales de Shanghái.
Según Ye, China necesita «algún tiempo» para alcanzar la competitividad en el sector servicios de las economías desarrolladas y la posibilidad de una mayor apertura económica genera, además, cierta «incertidumbre» social.
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Que avance China y se junte con Rusia a ver si las » victimas » del barrio se quedan tranquilos de una vez y dejan de jorobar a Corea del Norte.