En 2010, el propietario de Rakuten, Hiroshi Mikitani, decidió que el inglés se convirtiera en la lengua oficial de la compañía, una pequeña revolución en la cultura de una empresa japonesa que, seis años después, le ha permitido dar el salto mundial y convertirse en el patrocinador global del FC Barcelona.
El pasado 17 de noviembre, fecha en la que Rakuten y el FC Barcelona firmaron el multimillonario acuerdo de patrocinio, el fundador de la compañía de comercio electrónico compareció al acto de anuncio con un inglés impoluto para celebrar el inicio de una relación que se alargará, por lo menos, hasta el próximo junio de 2021.
No sorprendió que el propietario de una empresa de comercio electrónico desgranara las bondades del acuerdo -su empresa desembolsará 55 millones de euros fijos al año para convertirse en el principal patrocinador del club azulgrana- en la lengua de William Shakespeare.
No obstante, parte de la expansión global de Rakuten se explica por un cambio en la filosofía de la organización que lideró el propio Mikitani en 2010.
Hace seis años la empresa inició un proceso que el propio Mikitani definió en una publicación en la red social Linkedin como ‘inglesización’ (‘englishnization’) de Rakuten.
«Mi compañía opera desde Tokio y la mayoría de trabajadores son japoneses. Con el objetivo de que la empresa fuera global, decidí que nuestra primera lengua sería el inglés. Todos los empleados que trabajaran en Rakuten se deben comunicar en inglés», resumía Mikitani.
Una decisión rompedora, más aún si se tiene en cuenta que Japón es un país tradicionalmente hermético, poco propenso a adaptarse a las costumbres extranjeras.
Según datos de la compañía, en los primeros cuatro años del proceso de ‘inglesización’, los trabajadores mejoraron en un 34% la puntuación en el TOEIC (Test of English for International Communication), una de las pruebas oficiales para evaluar el nivel de inglés.
Por detalles como este, Mikitani es en el Japón considerado como un revolucionario que intenta globalizar su empresa fijándose en modelos de negocio exitosos en la cultura anglosajona.
Este cambio de ‘chip’ ha llevado al emprendedor japonés, un apasionado del fútbol y amigo del defensa Gerard Piqué, a fijarse en el Barcelona como trampolín para dar el salto definitivo a la carrera para competir por una parte del pastel del codiciado sector del comercio electrónico.
El acuerdo entre Rakuten y la entidad azulgrana se cifra en 220 millones de euros por cuatro temporadas. Por curso, Rakuten pagará 55 millones de euros con la posibilidad de que la cantidad se aumente por bonus (1,5 millones por la consecución de la Liga y 5 por la Champions).
Una semilla que plantó Gerard Piqué en julio de 2015 organizando una cena entre el presidente del Barcelona, Josep Maria Bartomeu, y el vicepresidente Manel Arroyo, pero que no se entendería sin la pretensión de Mikitani de que su proyecto fuera global. Con el inglés empezó todo. (EFE)
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