Antiguos peruanos tenían avanzados conocimientos de ingeniería hidráulica
La cultura Nasca es conocida en todo el mundo por sus misteriosas líneas, gigantescas figuras que se han convertido en una de las principales atracciones turísticas del Perú (la segunda preferida después de Machu Picchu por los japoneses).
No es el único misterio que envuelve a esta cultura que se desarrolló en la costa peruana entre los siglos I y VII aproximadamente.
Gracias a unas imágenes satelitales y a una investigación encabezada por la científica Rosa Lasaponara, del Instituto de Metodologías para el Análisis Ambiental, con sede en Italia, ahora sabemos que las estructuras en forma de espiral (puquios en quechua) en el desierto de Ica son pozos para extraer agua del subsuelo.
Lo asombroso del caso, explica Lasaponara a la BBC, es que los pozos aún funcionan, lo que evidencia los grandes conocimientos de ingeniería hidráulica que poseían los antiguos peruanos.
Con los puquios, los habitantes del desierto peruano pudieron desarrollar la agricultura y asegurar la existencia de su cultura.
Su forma de espiral no fue obra del azar, sino de un cuidadoso diseño, pues de esa manera facilitaban la entrada del viento hacia una red de canales subterráneos con el fin ulterior de extraer agua.
La científica explicó que este sofisticado sistema hidráulico hacía posible que hubiera agua todo el año y que habría sido más desarrollado de lo que aparenta hoy. Además, destacó que una infraestructura de este tipo solo podía sostenerse en una sociedad muy organizada. (International Press)
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