40 alumnos de esta ONG educativa recibieron en Isesaki certificados de estudios de manos del cónsul peruano, Jorge Jallo Sandoval.
Daniel de la Mata López es peruano. Nació en la provincia de Huánuco en la vertiente central de la Cordillera de los Andes. Tiene 39 años de edad, de los cuales 15 los ha vivido en Japón. Cuando llegó en el 2000 sólo veía su futuro en la fábrica porque sin saber el idioma ni otra cosa la perspectiva era desalentadora.
En 2008 su vida empezó a tomar otro sentido. Se matriculó en un curso de Programador de Windows en el Centro de Capacitación Técnica de la ONG La Comunidad en Isesaki, Gunma, y desde entonces no ha parado de estudiar.
Ha seguido los cursos de photoshop, word, emsamblaje y repararación de computadoras de escritorio y portátiles, ha estudiado mantenimiento de servidores y configuración de redes y se ha especializado como técnico en aire acondicionado.
De la Mata, casado y padre de tres hijos, aún recuerda cuando algún amigo de la fábrica le dijo: «Para qué te sirve estudiar tanto si acá es difícil. Yo le repondí, sí, es difícil, pero no imposible”, contó a International Press.
El pasado domingo 15 de noviembre, De la Mata, se puso su mejor traje y se hizo presente en el elegante salón de actos Flairge Isesaki en Gunma donde fue uno de los 40 alumnos de La Comunidad que recibieron su certificado de capacitación técnica de manos del cónsul general del Perú en Tokio, Jorge Jallo Sandoval, y de la profesora Marcela Lamadrid, directora del centro educacional Marce International.
“EL SUEÑO ES UNA ESPERANZA”
Para muchos de sus compañeros fue el primer certificado recibido, pero para De la Mata era un peldaño más en ese edificio de sueños que se ha propuesto construir en su vida. “El que no tiene sueños está como una planta que sólo espera que le echen agua. Sin agua muere. El sueño es una esperanza”, expresó el huanuqueño tras recibir sus constancias de estudio de técnico en aire acondicionado, que tuvieron que entregarle el año pasado, y el de electricidad, que faltaba en su currículum.
Pero este peruano no es un coleccionista de diplomas como tampoco lo son ninguno de los alumnos que el domingo subieron al estradado hasta cinco, siete y nueve veces para recibir sus certificados de distinta especialidad.
Para qué te sirve estudiar tanto si acá es difícil, me dijeron. Yo repondí, sí, es difícil, pero no imposible…
En 2014, De la Mata, con sus compañeros de estudio Boris Arroyo y Claudia Minami fundaron la empresa ECS (Electricidad, Climatizador y Servicios) para dar mantenimiento e instalar aparatos de aire acondicionado.
“El primer año fue lento y dimos más servicios de limpieza, pero 2015 fue nuestro año. Nos dimos a conocer a más gente y recibimos muchos pedidos de instalación y cableado eléctrico para aire acondicionado”, contó con mucho entusiasmo.
Los de ECS fueron buscados por muchos latinos, pero también por japoneses. “Se piensa que el japonés llama a un japonés, pero cuando conoce tu trabajo ellos mismos empiezan a recomendarte boca a boca. Nuestro servicio es profesional en todo el sentido de la palabra y estamos al mismo nivel que cualquier service japonés”, afirmó De la Mata.
OTRO NEGOCIO DE LOS GRADUADOS
No es el primer negocio en que se embarcan estudiantes de La Comunidad. La mayoría de ellos hacen trabajos independientes de instalación de windows y reparación de todo tipo de computadoras y buscan oportunidades para independizarse de la fábrica por completo.
Augusto Cabrera es uno de ellos. Se asoció con varios compañeros como Milly Nakasone, incluido el profesor del centro, Luis Hamasaki, y en 2014 fundaron LCC Service, la tienda de venta de computadoras y reparaciones que funciona en un ambiente de la ONG.
Ahora, por el local de LCC, ubicado en el barrio de Heiwa-cho en Isesaki, ‘el que no cae, resbala’. El cliente será recibido por Cabrera, pieza clave del negocio, a quien los compañeros llaman cariñosamente “el hombre de la tienda”.
LA NUEVA GENERACIÓN SON MUJERES
Hasta hace poco tiempo, las aulas de La Comunidad eran pobladas por homnbres, pero la nueva generación de estudiantes es formada por mujeres. A principios de este año la ONG lanzó su curso piloto de capacitación para mujeres y la respuesta fue muy buena, tanto que tuvieron que abrir nuevas clases para recibir a todas.
Esta vez han logrado acabar el primer ciclo del curso 16 alumnas que han estudiado niveles básicos de Word y Excel.
Cuando este grupo de estudiantes entre 40 y 50 años de edad inicie su segundo ciclo llevarán Excel más avanzado además de Office, Power Point, un curso intensivo de idioma japonés y más adelante clases de Gestión de Caja y Gestión Administrativa. El objetivo: capacitarlas para trabajar en oficinas y hasta llevar las riendas de cualquier negocio latino de Japón o en sus propios países si deciden regresar.
El cónsul Jallo Sandoval no ha escatimado elogios. “Felicito a los alumnos por el esfuerzo y el sacrificio. Han apostado por el futuro”, manifestó en su discurso y ha destacado “la esforzada labor” de La Comunidad que en 2015 ha cumplido 15 años de fundación: “En estos años (La Comunidad) ha brindado al migrante herramientas útiles para lograr su independencia económica y realización personal”.
Los resultados de este proyecto de capacitación técnica han empezado a verse tras mucho esfuerzo y años de trabajo. En 2016 la ONG planea abrir un curso para operadores de computadoras MAC y quiere echar a andar un programa social para los adultos mayores de Isesaki y alrededores. (International Press)
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