Vaticinio se reduce cinco décimas con respecto al anterior informe
El Banco de Japón (BoJ) retrasó hoy nuevamente el plazo marcado para lograr que el país registre una inflación en torno al 2 por ciento hasta finales de 2016 o principios de 2017, debido a los efectos de la caída del crudo.
En su informe semestral de perspectiva económica publicado hoy, la entidad rebajó sus pronósticos inflacionarios por la caída del coste energético.
El BoJ espera que los precios suban apenas un 0,1 por ciento durante el actual ejercicio, que concluye el 31 de marzo de 2016.
En su anterior previsión, fijó el incremento del IPC en el 0,7 por ciento.
Del mismo modo espera que los precios aumenten un 1,4 por ciento durante el siguiente año fiscal, por debajo del 1,9 por ciento pronosticado por el banco central nipón el pasado julio.
El BoJ espera además que el producto interior bruto (PIB) crezca un 1,2 por ciento en el presente ejercicio, cinco décimas menos que lo anunciado en su anterior vaticinio.
Para el próximo curso -del 1 de abril de 2016 al 31 de marzo de 2017- rebajó el crecimiento económico esperado en una décima hasta el 1,4 por ciento.
«El IPC, excluyendo el precio de los alimentos, se sitúa actualmente en el 0 por ciento ante los efectos de la caída de los precios de la energía», explica el informe publicado hoy al término de la reunión de la junta de política monetaria de la entidad.
El BoJ activó en 2013 un paquete de compra masiva de activos para duplicar la base monetaria y abaratar el yen de cara a forzar el fin de un ciclo deflacionario de casi dos décadas.
Su meta inicial para alcanzar una inflación en torno al 2 por ciento era 2015, aunque el pasado abril ya se vio obligado a retrasar la fecha hasta la primera mitad del ejercicio 2016 debido a los efectos del abaratamiento del crudo.
Sin embargo, y aunque hoy ha retrasado aún más ese plazo, el organismo considera que la tendencia inflacionista subyacente «continúa mejorando» y subraya, tal y como mostraron los datos del IPC de septiembre publicados hoy, que al restar también los precios de la energía, la subida del IPC es de casi un 1 por ciento.
La entidad considera además positiva la actitud de las empresas a la hora de subir tanto precios como salarios, aunque apunta a que ha sido más lenta de lo esperado teniendo en cuenta la caída del paro y los beneficios récord del sector privado. (EFE)
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