Grupo japonés protagonizó uno de los mayores fraudes en la historia reciente de Japón
Los accionistas de Toshiba dieron su visto bueno a la nueva cúpula empresarial nombrada tras el escándalo de manipulación contable que ha afectado a la compañía tecnológica nipona este año.
En una junta extraordinaria celebrada en Chiba (al este de Tokio) los inversores refrendaron a los 11 miembros de la junta directiva postulados después de que se destapase uno de los mayores fraudes en la historia reciente de Japón.
Entre ellos se cuenta el presidente, Masashi Muromachi, de 65 años, nombrado en agosto tras la dimisión de su antecesor, Hisao Tanaka, y otros integrantes de la dirección.
Una consultoría estadounidense para inversores institucionales, International Shareholder Services, había hecho un llamamiento a los accionistas para votar en contra del nombramiento de Muromachi y otros dos altos cargos, argumentando que los tres ostentaban cargos de responsabilidad durante el periodo de irregularidades.
Dicho lapso se produjo entre 2008 y 2013, cuando la dirección ordenó manipular las cuentas «de forma sistemática», según desveló un equipo de expertos independientes convocado por el Gobierno nipón.
En dicho periodo el gigante de las infraestructuras hinchó su beneficio operativo en más de 50.000 millones de yenes (370 millones de euros/416 millones de dólares).
Como muestra del deseo de llevar a la empresa en una «nueva dirección» la nueva cúpula de Toshiba contará con siete miembros externos, a diferencia de los cuatro que tenía anteriormente la compañía tokiota.
Pese a que los inversores hayan dado el visto bueno a este plan, la junta no ha estado exenta de muestras de enfado.
Además de gritos de protesta durante la intervención de Muromachi, en su turno de palabra algunos accionistas han subrayado que no ven sinceridad en las disculpas de los ejecutivos «pese a que sigan haciendo reverencias de manera continuada» (un gesto que es costumbre en Japón en estos casos), informó la agencia Kyodo.
La empresa informó al inicio de la junta que ha acordado una línea de crédito hasta 2017 por valor de 400.000 millones de yenes (2.964 millones de euros/3.337 millones de dólares) para hacer frente a sus necesidades financieras tras el escándalo.
La compañía, que fabrica desde chips hasta reactores nucleares o electrónica de consumo, presentó para el pasado ejercicio una pérdida neta de 37.830 millones de yenes (280 millones de euros/315 millones de dólares) tras retrasar la publicación de sus balances a raíz del fraude. (EFE)
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