Imágenes recuerdan el tsunami de 2011
Ramón Abarca / EFE
La mayor parte del este de Japón sufrió el jueves los estragos de sus mayores inundaciones en décadas, con la evacuación de más de 100.000 personas mientras el Ejército tuvo que implicarse para llevar a cabo espectaculares operaciones de rescate.
El paso del tifón Etau, convertido ya en ciclón extratropical (tormenta de baja presión atmosférica), activó el nivel máximo de alerta en las prefecturas niponas de Ibaraki y Tochigi debido a las lluvias torrenciales, inundaciones y corrimientos de tierra.
En las zonas más afectadas, las precipitaciones han superado en sólo 24 horas el doble de la cantidad habitual en todo el mes de septiembre, lo que ha causado copiosas inundaciones y desalojos masivos en varias localidades.
El último parte de los bomberos confirmó un desaparecido, tres heridos y un total de 982 viviendas dañadas o inundadas.
La mayor parte de la atención se centró en la localidad de Joso (prefectura de Ibaraki, a unos 55 kilómetros al noroeste de Tokio), donde el desbordamiento del río Kinugawa provocó la inundación de un área de 37 kilómetros cuadrados.
La súbita crecida del río dejó atrapados a casi un centenar de personas, que tuvieron que ser rescatados por más de una decena de helicópteros de las Fuerzas niponas de Auto Defensa (Ejército) y los servicios de emergencia en una espectacular operación retransmitida en directo durante horas por las televisiones del país.
Los soldados realizaban sus operaciones contra reloj para evitar que se hiciera de noche y se descolgaban de los helicópteros para rescatar a las personas que esperaban agitando pañuelos en terrazas, tejados e incluso encaramados a postes de la luz sin manera de salir de allí.
La localidad de cerca de 50.000 habitantes quedó completamente inundada y se podían ver coches, camiones e incluso casas arrastradas por el agua, unas imágenes que recordaban a la tragedia del tsunami de 2011.
El Gobierno nipón celebró una reunión de emergencia con la presencia del primer ministro, Shinzo Abe, que calificó la situación de «crítica» y destacó que las autoridades tenían poco tiempo para proteger la vida de los ciudadanos afectados por «unas lluvias sin precedentes».
En este sentido, se movilizó a personal militar, bomberos y guardacostas de varias provincias de Japón para que se trasladaran a las zonas afectadas, así como a la policía nacional y los servicios médicos, informó la cadena NHK.
Por su parte, la operadora de la accidentada central nuclear de Fukushima (noreste) detectó nuevas fugas de agua contaminada al mar causadas por las fuertes lluvias que inundaron parte de las instalaciones.
Tras los análisis pertinentes de radiactividad, Tokyo Electric Power (TEPCO) aseguró, sin embargo, que las filtraciones de agua de lluvia no habían tenido «ningún efecto» en las zonas colindantes ni el mar.
La intensidad de las lluvias se puso de manifiesto, por ejemplo, en la histórica y monumental localidad de Nikko, en la prefectura de Tochigi, donde se registró un récord de precipitaciones de más de 500 milímetros acumulados en 24 horas, el mayor en las últimas tres décadas.
Desde allí también llegaron imágenes impactantes del derrumbamiento de un complejo hotelero situado junto al río Kinugawa.
Según la cadena NHK, la única persona declarada como desaparecida hasta el momento es una mujer de 63 años de Tochigi, cuya casa se vio afectada por un corrimiento de tierra.
Las precipitaciones han causado además interrupciones en varias líneas ferroviarias locales en el este y el noroeste de Japón, así como la suspensión del servicio de alta velocidad (Shinkansen) entre las estaciones de Fukushima y Shinjo (norte).
La Agencia Meteorológica nipona ha alertado sobre la continuidad de las precipitaciones torrenciales hasta el viernes en las prefecturas de Fukushima, Saitama y Chiba (colindantes con el Área Metropolitana de Tokio), así como en la capital nipona, donde podrían caer hasta 200 milímetros de lluvia.