Toyohashi tiene dificultades para encontrar personal que atienda a estudiantes no japoneses
Aichi es la prefectura japonesa con la mayor concentración de alumnos extranjeros en Japón. Aunque sus escuelas tienen experiencia en el apoyo a alumnos brasileños, ahora deben lidiar con un desafío mayor: educar al creciente número de niños que provienen de otros países de Asia, como China y Filipinas.
Ese es el reto no solo de las escuelas de Aichi, sino de todo Japón, subraya el diario Chunichi Shimbun, en un artículo que recoge Japan Times.
El diario nipón visita la escuela de primaria Iwata en la ciudad de Toyohashi para asistir a una clase especial para niños extranjeros que recién han llegado a Japón. Nueve filipinos y tres brasileños de segundo a quinto grado aprenden japonés.
El profesor Yoshihiro Matsunami (43), hablando despacio, les enseña a los niños a establecer comparaciones. Por ejemplo, sostiene tres pares de zapatos y les pregunta cuál par es más grande. Ellos responden.
Matsunami no está solo. Cuenta con la ayuda de una consejera filipina que da vueltas alrededor del salón para hablar en tagalo a los niños que parecen tener dificultades en seguir la clase.
Su presencia es importantísima. Que lo diga mejor el profesor japonés: «Yo no sé lo que haría sin estos consejeros que pueden comunicarse con los niños en su lengua materna».
De los 768 alumnos que tiene la escuela, 151 son extranjeros, mayoritariamente brasileños (62) y filipinos (62).
Antaño la escuela tenía un gran número de alumnos de Brasil. Sin embargo, muchos dejaron el país con sus padres tras la crisis financiera global en 2008 y el terremoto de 2011. En su lugar llegaron muchos filipinos.
Mucha de la experiencia adquirida con los chicos brasileños, no obstante, no ha podido aplicarse de inmediato en los filipinos, explica Chunichi.
Todo el material escolar escrito en portugués ha tenido que ser traducido al tagalo.
El año pasado había alrededor de 6.400 estudiantes extranjeros en Aichi, aproximadamente 500 más que en 2012, de acuerdo con cifras del Ministerio de Educación japonés.
El número de niños brasileños cayó un 40 % a 3.040, mientras que el de filipinos subió a 1.300. También aumentó el número de niños chinos y sudamericanos.
En 2014, 670 escuelas de primaria y secundaria de Aichi tenían alumnos extranjeros, 30 más que en 2012.
Tendencias similares se han registrado en las prefecturas vecinas de Gifu y Mie.
La Junta Educativa de Aichi contrató este año a 53 profesores para reforzar el apoyo a los niños extranjeros y aumentó el número de consejeros en lengua extranjera.
Sin embargo, estas medidas aún son insuficientes.
La Junta Educativa de Toyohashi admite que tiene dificultades para encontrar personal que apoye a los niños extranjeros, excepto a los de Brasil, pues la comunidad brasileña está organizada.
El número de filipinos en la región de Tokai es cada vez mayor debido a la creciente demanda de mano de obra barata en la industria manufacturera.
El profesor universitario Yoshimi Kojima afirma que las autoridades deben ser flexibles en la adopción de medidas de apoyo a los extranjeros.
Para Kojima abrir las puertas a más extranjeros puede reportar beneficios a Japón, al enriquecer el país con otros valores culturales y contribuir a la formación de personas con visión global. (International Press)
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