Plan aprobado tiene como eje central el aumento de la recaudación fiscal
El Gobierno nipón aprobó un plan con el que aspira a terminar con su excesivo nivel de deuda pública para 2020, centrado en medidas como el aumento de la recaudación fiscal y la contención del gasto en seguridad social.
El documento, adoptado el martes en el consejo de ministros, tiene como eje central el aumento de la recaudación fiscal gracias al crecimiento económico que lidera el sector privado, y respaldado por la estrategia de flexibilización monetaria y gasto público impulsados por el primer ministro nipón, Shinzo Abe.
El Gobierno cuenta con lograr mayores ingresos gracias a un aumento del Producto Interior Bruto (PIB) nacional del 3 por ciento anual en términos nominales, un ritmo al que no ha avanzado la economía nipona en las dos últimas décadas, según el documento recogido por la agencia local Kyodo.
El objetivo del Ejecutivo nipón es que el déficit del saldo primario (la diferencia entre ingresos fiscales y gastos del Estado menos la carga de intereses derivados de la deuda pública) pase a convertirse en superávit para el año 2020.
A medio plazo, el plan busca reducir el déficit de saldo primario para que su ratio respecto al producto interior bruto (PIB) se sitúe en torno al 1 por ciento durante el ejercicio fiscal que arranca en Japón el 1 de abril de 2018.
El ratio de déficit primario respecto al PIB que la tercera economía mundial prevé para este año es del 3,3 por ciento.
Asimismo, el Gobierno aspira a contener su gasto en seguridad social durante los tres próximos ejercicios, de forma que se mantenga en su nivel actual, 1,5 billones de yenes anuales (unos 10.725 millones de euros).
No obstante, el documento del Gobierno precisa que los objetivos son «indicadores generales» y no metas numéricas, y señala que a la hora de aplicar reformas se tendrá en cuenta «la evolución de la economía y de los precios».
Asimismo, el consejo de ministros aprobó una estrategia de crecimiento para el sector privado que incluye facilidades para atraer trabajadores extranjeros a empresas de sectores como las tecnologías de la información y la comunicación, y con la que también pretende potenciar la inversión de capital.
Japón cuenta con la peor salud fiscal entre los países industrializados, ya que arrastra una deuda pública que supera el 200 por ciento de su PIB nominal, debido sobre todo a su gasto creciente en el sistema de seguridad social. (EFE)